Autor: Weldon, Kees

Viendo los ojos de mi hija leo bajo la inocencia de la carne oculta de la mañana, insinuaciones de muerte a las que no les presta atención. Los más fríos vientos han soplado su cabello, y mallas de algas enredaron esas miniaturas de manos, el lento veneno de la noche, tolerante y blando, ha movido su sangre. Años resecos que he visto, que pueden ser los de su aparición, inmundos, esperando la muerte en cierta guerra, las verdes piernas delgadas. O, alimentada en odio, ella disfruta la agonía de otros, quizás la cruel novia de un sifilítico o un loco. Estas especulaciones amargan en el sol. No tengo hija. Ni deseo tenerlas.

traducción: HM

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