Autor: Robinson Jeffers
No estoy muerto, sólo me convertí en inhumano: esto es decir, desvestido de orgullos y dolencias risibles, pero no como un hombre se desviste para arrastrarse a la cama, sino como un atleta desnudándose para la carrera. La delicada maraña de nervios que me hizo medidor de ciertas ficciones llamadas bien y mal, que me hicieron contraer con dolor y expandir con placer, ajustado minuciosamente como un pequeño electroscopio: que se ha ido, es verdad (Nunca lo extrañaré, si el universo lo hace, ¡cuán fácilmente reemplazado!) pero todo el resto está acentuado, ampliado, liberado. Admiré la belleza mientras fui humano, ahora soy parte de la belleza. Vago en el aire, siendo mayormente gas y agua, y fluyo en el océano, te toco a ti y Asia al mismo momento, tengo una mano en las sonrisas y un brillo de este césped. Dejé el ligero precipitado de cenizas a la tierra por una muestra de amor.
traducción: HM