Lo que Trump no dijo en su discurso inaugural

Autor: Sanders, Bernie

Estuve el lunes en la inauguración, y no necesito decirlo, estoy en desacuerdo con todo lo que tenía para decir. Lo que realmente me conmovió, sin embargo, no es lo que dijo, lo que no es sorprendente dada su burda retórica general, sino lo que no dijo. La simple verdad es que Donald Trump dio su principal discurso, el primer discurso de su segunda presidencia, e ignoró casi todos los temas importantes que afrontan las familias trabajadoras de este país. ¿Cuán loco es esto?

Nuestro sistema de salud está quebrado, es disfuncional y salvajemente caro. Somos la única nación rica que no garantiza el cuidado de la salud para todos. Ni una palabra de Trump sobre cómo va a abordar la crisis del cuidado de la salud. Pagamos, por lejos, los precios más altos del mundo por drogas –a veces diez veces más que en otros países- y uno de cada cuatro estadounidenses es incapaz de afrontar las prescripciones de sus médicos. Ni una palabra de Donald Trump sobre el elevado costo de los medicamentos.

Tenemos a un millón de estadounidenses sin techo y millones que gastan más del 60% de sus ingresos en alquiler. Tenemos una crisis de vivienda enorme en Estados Unidos, todos lo saben. Y Trump, en su discurso inaugural, no le dedicó ni una palabra al acuciante problema.

Hoy en Estados Unidos hay una desigualdad en el ingreso y la distribución de la riqueza como jamás se vio en su historia. Las tres personas más ricas del país tienen más riqueza que la mitad más pobre de nuestra sociedad. Pero Trump no dijo una palabra sobre la creciente brecha entre los más ricos y cualquier otro. Y eso ocurre quizás porque tenía a esas tres personas sentados a su derecha detrás de él. Y debería agregar, esas tres personas –si pueden creerlo- vio incrementarse su riqueza en más de 233 billones de dólares desde las elecciones. No sorprende que estén sentados detrás a la derecha, no podrían estar más felices.

Durante su discurso inaugural Trump no ndijo una palabra sobre cómo vamos a afrontar la crisis planetaria del cambio climático. Los últimos diez años han sido los más cálidos jamás registrados, y los desastres climáticos ocurren en todo el mundo –desde California a la India, en toda Europa y Carolina del Norte. Ni una palabra sobre el cambio climático, excepto, por supuesto, dejar claro que su intención es empeorar la horrenda situación con su apuesto por el fracking y los combustibles fósiles. Brillante.

En los meses y años que vienen nuestro trabajo será responder a cada absurda declaración que Trump haga. Eso es lo que quiere que hagamos el mundo de Trump. Desean definir los parámetros del debate y nos tienen viviendo adentro de su mundo. Es una trampa en la que no deberíamos caer.

Nuestro trabajo es mantenernos enfocados en los temas que importan a las familias trabajadoras en nuestro país, darle soluciones a las crisis y demandar respuestas de Trump. Voy a mencionar algunas de ellas:

Sí, la salud es un derecho humano y debemos garantizarla a todos los estadounidenses. Sí, debemos atacar la codicia de las grandes empresas farmacéuticas y reducir drásticamente el precio de los medicamentos.

Sí debemos construir millones de viviendas para personas de bajos ingresos, y establecer un sistema de alquileres accesible.

Sí, debemos asegurarnos que todos los jóvenes puedan acceder a la universidad y a una educación de calidad.

Sí, debemos trabajar con otros países para combatir el cambio climático reduciendo las emisiones de carbón y transformando el sistema para que pase de basarse en combustibles fósiles a energía sustentable.

Sí, debemos elevar el salario mínimo, que está absurdamente bajo, de $7.25 la hora a 17.

Sí, debemos modificar las leyes de modo que se facilite la sindicalización de los trabajadores.

Sí, debemos exigir que los multimillonarios, incluso los multibillonarios que ahora encabezan el trumpismo, comiencen a pagar más impuestos.

Sí, debemos terminar con el corrupto sistema de financiamiento de las campañas políticas, que permite que un puñado de billonarios compre elecciones y nos movamos rápidamente a una oligarquía asquerosa.

Línea de fondo: mientras ingresamos a la nueva presidencia de Trump, tenemos que mantenernos enfocados. No podemos entrar en pánico. No importa las órdenes ejecutivas que firme o las declaraciones que haga, nuestra meta será la misma. Tenemos que educar. Tenemos que organizar. Tenemos que imponer una agenda que trabaje para todos y no para el séquito de plutócratas agarrados de las bolas de Trump, bastante seniles por cierto.

Ahora más que nunca, tenemos que crear un Estados Unidos basado en la justicia social, económica y ambiental. Comencemos a trabajar.

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