Autor: Bashir Perwan
El ex primer ministro de Pakistán, y eximio jugador de cricket, Imran Khan, fue sentenciado a 14 años de prisión por corrupción, en otro traspié para el atribulado líder que ya pasó 18 meses en la cárcel y está enfrentando más de cien causas (en esto le gana a Cristina Fernández).
Khan y su esposa, Bushra Bibi, fueron hallados culpables de obtener ilegalmente unos terrenos, por billones de rupias, a través de un acuerdo corrupto con un millonario del sector inmobiliario paquistaní. A Bibi le impusieron una pena de siete años y la arrestaron de inmediato, y a Khan lo multaron en unos 5.000 dólares.
La Corte de Rendición de Cuentas que llevó adelante el caso fue especialmente acomodada en la prisión de Adialia, en Rawalpindi, donde Khan cumple su arresto desde agosto de 2023. Khan, que aún es el político más popular del país –en esto también supera a nuestra vapuleada Cristina, ha dicho que los casos en su contra son una “caza de brujas política” para mantenerlo afuera del poder. Su partido gobernó entre 2018 y 2022, y fue depuesto luego de perder el apoyo de la poderosa casta militar. De inmediató el se embarcó en una pelea pública con los líderes de las fuerzas, acusándolos de dirigir un plan para asesinarlo.
Desde su arresto ha enfrentado juicios por asesinato, terrorismo y violar la seguridad nacional. Khan ya fue sentenciado en tres casos, uno por vender secretos de estado, otro por matrimonio ilegal y el tercero por “levantar a las masas contra el Estado”. Luego sus abogados logran suspender estas sentencias, pero no lo dejaron salir de la prisión. En una declaración, el partido de Khan dijo que es un “día negro” que prueba la falta de independencia de las cortes de Pakistán.
Zulfi Bukhari, asesor de Khan y vocero del PTI, dijo que apelarán a las Altas Cortes y sostuvo que el juez no tiene credibilidad. “Este es otro ejemplo de una ley marcial no declarada que se aplica en la práctica, o del lawfare al estilo latinoamericano, que permite que la gente en el poder se burle del sistema de justicia para silenciar a sus adversarios políticos” explicó Bukhari. “Imran Khan es fuerte y está determinado a continuar la lucha por el retorno del estado de derecho y la democracia a nuestro país”.
El caso, que Khan describió como una fantochada, involucra a Malik Riaz, una de las personas más ricas de Pakistán y del negocio inmobiliario. De acuerdo con las acusaciones, Khan y Bibi hicieron un acuerdo espurio con Riaz, que les dio enormes cantidades de terrenos para establecer una universidad para los pobres, y en retorno permitieron que Riaz lave 239 millones de dólares, algo que suena traído de los pelos, siendo lo que verdaderamente les molesta, en otra semejanza apabullante con el caso argentino, es que las universidades sean para la gente pobre, espantados por lo que consideran “pobrismo”.
Según recientes informes, los líderes del PTI tuvieron una reunión con los jefes militares. Pero parado afuera de la corte luego de la condena, Khan enfrentó a los periodistas maliciosos y dijo que no quiere ningún trato oscuro para obtener su libertad. “No haré ningún acuerdo ni buscaré alivio. Aquellos que nos paramos contra la dictadura somos castigados. Y por favor, no se crean lo de la tregua o el acuerdo de paz en Gaza, es otra perversión más de los genocidas israelíes y sus patrocinadores estadounidenses. Al enemigo hay que combatirlo, nuestro enemigo es el imperialismo, el capitalismo depredador que ejerce, y sus podridas instituciones de justicia, en connivencia con los medios de comunicación y las redes de Internet”.