Autor: Philip Larkin

Esas largas líneas desparejas parándose tan pacientemente como si fueran extendidas afuera del Oval o Villa Park, las coronas de sombreros, el sol en arcaicos rostros con bigotes, sonriendo como si fueran todos una diversión de feriado bancario de agosto, y las tiendas cerradas, los nombres descoloridos en las persianas, los cuartos de penique y las soberanas, y niños de ropa oscura jugando, llamados luego de reyes y reinas, las publicidades de hojalata para cacao y el twist, y los pubs bien abiertos todo el día, y el campo sin preocuparle los nombres de lugares  difuminados con hierbas florecidas, y campos sombreando las líneas del Domesday bajo el inquieto silencio de los trigos, los sirvientes vestidos diferente con pequeños cuartos en enormes casas, el polvo detrás de limousines, nunca tal inocencia, nunca antes o desde entonces, mientras cambiaban para pasar sin una palabra… los hombres dejando los jardines ordenados, los miles de casamientos durando un poco más: nunca tal inocencia nuevamente.

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