Jugadores de segunda en el banquillo

Demasiado frío en las mejillas para sentarse en las gradas, entonces el banquillo de beisbol era nuestra cabina de confesionario –resolvíamos cosas, pero no había nada que confesar-, solo huesos aburridos, pero los acoplamientos eran difíciles de obtener –pero las cosechas eran tan finas como un intestino delgado- ella se deslizó cerca de mi abrigoVer más ⟶

Padres e hijos

¡El salvaje, desenfrenado lujo arrasa la tierra con dificultad labrada por la mano dura de la providencia! ¡Entonces muere el Estado! Y, en su carcaza encontrada, abundan los millonarios, todos como gusanos. ¡Compañeros!, fue por esto que murió Warren, y Arnold se vendió al otro lado, Stark apiló en Bennington sus muertos británicos, y GatesVer más ⟶

La urgencia biológica

Confunde todas las aberraciones que mueven a los hombres a hacer cosas tontas, como comprar brazaletes para una puta, o estúpidos anillos de boda. Como si no hubiésemos tenido suficiente dolor con vejar nuestras simples almas sin aquella marca de material problemático que etiquetamos como sexo. ¿No tiene la ciencia los medios producidos para laVer más ⟶

La doncella apetecible

En las tierras yermas de Madagascar vivía una doncella apetecible, hombres jóvenes hubiesen pedido su mano pero siempre tenía miedo. Oh, aquella doncella vivía en la sombra de un árbol prolífico, y cuando el día concluía al ponerse el sol ella hacía esta melodía: mientras arrullaba esta canción vino un hombre apuesto, y no perdióVer más ⟶