Obediente vestido cotidiano, no siempre puedes mantener esa joven superficie infalsificable. Debes aprender tus líneas –enojo, diversión, sueño, esos pocos carteles de prohibición del continuo viento cargado de arena gruesa, el tiempo, debes engrosarte, trabajar suelta en una vieja bolsa cargando un nombre ensuciado. Sécalas al sol, que se agrieten, que se aflojen, y perdóname,Ver más ⟶
