Los desvalidos

¿Qué hemos hecho, oh Señor, que estamos sembrados de maldad? ¿Cómo hemos errado y pecado para estar tan flagelados y heridos? Azótanos, oh Señor, con látigos de escorpión, sólo podemos correr, pero escucha nuestros penosos labios: ¿Qué hemos hecho? ¿Cómo hemos pecado para despertar tu cólera, para ganar tu desprecio? Empinado y pedregoso ha sidoVer más ⟶