Autor: David Ratcliffe

Me sumerjo al pensamiento interior como si estuviera en la silla del dentista y escucho los rumores circulando alrededor de mi cabeza, cada ocupante manipulando, fragmentando rastros de verdad de la decepción a la desviación, causando una desconexión de la realidad.

Los interrogo uno por uno comenzando con la duda, me pregunto qué problema tengo, pero mientras esta línea de búsqueda conduce profundamente a la incerteza, me libero de este manto de indiferencia y sigo adelante…

Recurro a la conciencia aunque me enfrento a un parabrisas condensado, con la evidencia de varios intentos de limpiarlo que dejaron manchas de desconfianza a lo largo de rastros de traición.

Entonces ya sobre la culpa, pregunto, ¿qué es lo que te duele?, ¿por qué pasas la vida en la sombra? ¿Y es cierto que has huido dejando víctimas de circunstancia inocentes mientras tú seguiste adelante sin remordimientos?

Pero mi voz falla en alcanzar las profundidades de mi desesperación, y entonces, recurro a la compasión conjurando una excusa, ofreciendo mitigación elaborada desde décadas de recuerdos perdidos.

Quizás un día mi corazón se frenará al ritmo de mis pensamientos mientras una vez más escaparé raspando y sonreiré como el más feliz de los hombres vivos.

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