Autor: Máximo Redondo
Cecilie Roang, vocera del canciller noruego, informó que Venezuela cerró las puertas de su embajada en el país nórdico sin dar una razón, a días de haber recompensado a la opositora María Corina Machado con un premio nobel de la paz oprobioso, ostentando su impureza al dedicárselo a su jefe Trump.
“Es lamentable. A pesar de nuestras diferencias en varios temas, Noruega desea mantener el diálogo abierto con Venezuela y continuará trabajando en esa dirección” dijo Roang.
De acuerdo con el periódico Verdens Gang, que reveló la información, los empleados de la embajada dejaron de atender el teléfono y sus números fueron desconectados. La empleada de la inmobiliaria Trump-Netanyahu tiene ahora la misión de entregarle en bandeja a su amo Trump los pozos petrolíferos y diversos recursos naturales de Venezuela. Ayer el presidente Maduro se refirió a la galardonada Machado como “bruja demoníaca”. “Queremos paz, y tendremos paz, pero paz con libertad, con soberanía” advirtió el líder bolivariano, en un evento para conmemorar el Día de la Resistencia Indígena, único que nombra en la región al Descubrimiento de América o al Día de la Raza reivindicando a quien verdaderamente corresponde homenajear.
En Africa, y más aún en su zona más oriental, en la paradisíaca Madagascar, estaban en otra. Se entiende que en el océano Indico pasen cosas muy distintas. Pero Venezuela tiene relaciones muy amistosas con esta pujante nación africana, y las noticias que vienen de allí, al igual que el nobel a la Cochina, no son muy buenas. Pasa que el amigo Andry Rajoelina huyó del país en una aeronave francesa, poco antes del horario en que iba a dar un discurso al pueblo harto de la pobreza y la imposición del sistema explotador capitalista que auspicia el emperador jefe y pretende imponer Machado en Venezuela.
Rajoelina tiene la ciudadanía francesa, y antes de volar para allá desde Antananarivo se aseguró el apoyo del presidente Emmanuel Macron. En su segundo mandato, se fue aislando con medidas divisionistas y dubitativas que hartaron a la juventud malgache. El país se encuentra sumido en diversos conflictos entre los que sobresalen la pobreza extrema y la corrupción en todas las esferas de la vida pública. En las últimas marchas se solicitaba directamente su renuncia.
El presidente malgache se dio cuenta que se había quedado sin apoyo cuando la unidad de élite del ejército Capsat se unió a los manifestantes, como lo hicieron cuando él derrocó a su predecesor Marc Ravalomanana, haciendo carne una vez más que “quien a hierro mata, a hierro muere”. También había policías y gendarmes que apalearon y gasearon a menores de edad, arrepentidos de la represión salvaje que ordenaba Rajoelina. Sin embargo, el presidente manifestó que de los muertos de la última semana, todos eran vándalos y saqueadores, y que él daba instrucciones muy claras de no herir a quienes reclamaban en paz y alegremente.
Un teniente de la Capsat tuiteó el día de la marcha: “Estamos aquí porque no queremos que nos paguen para disparar a nuestros amigos, hermanos y hermanas. A nuestros camaradas les decimos que no obedezcan órdenes de superiores. Más aún, apunten sus armas a quienes les den esas órdenes, porque nadie se hará cargo de nuestras familias si morimos”.
Rajoelina huye en medio de una sequía y una crisis de energía terrible, siendo constantes los cortes de suministro eléctrico e Internet en la maravillosa isla índo-africana, hermana de la República Bolivariana de Venezuela.
