Autor: Philip Larkin

Los muchachos sueñan con chicas nativas que traen el fruto del árbol del pan –sea lo que fueren, como sobornos para enseñarles cómo ejecutar dieciseis posiciones sexuales en la arena, esto los hace reunirse (a los muchachos) en el club de tenis, vivir en la Meca, usar desodorantes y los sábados acompañan a las ex alumnas al pub en auto privado-. Tales visiones no corregidas terminan en la iglesia o el registro civil: una casa adosada hipotecada con un abedul plateado, tenazas, la mamá viuda, teniendo que hacer planes con dinero, enfermedad, edad. Tan absoluta cae la madurez, cuando hombres viejos se sientan y sueñan en muchachas nativas desnudas que traen el fruto del árbol del pan, sean lo que sean.

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