Autor: Philip Larkin
Continuar viviendo –esto es, repetir un hábito formado para obtener necesidades- es casi siempre estar perdiendo o quedarse sin nada. Varía. Esta pérdida de interés, pelo y emprendimiento –ah, si el juego fuera poker, sí, deberías descartarlos, ¡dibujar una casa completa! Pero es ajedrez.
Y una vez que has caminado la extensión de tu mente, lo que ordenas es claro como una lista de carga. Cualquier otra cosa para ti no debería ser pensada para existir.
¿Y cuál es el beneficio? Solo eso, a tiempo, medio identificamos la ciega impresión de soportar todos nuestros comportamientos, podemos rastrearla en casa. Pero para confesar, en aquel verde crepúsculo cuando nuestra muerte comience, solo lo que fue, difícilmente sea satisfactorio, dado que es aplicada solo a un hombre a la vez, y este moribundo.