Autor: David Ratcliffe
Con demasiado para procesar los pensamientos se vuelven ligeros como plumas, fuera de alcance, el impulso sostenido en un vacío, soledad contenida al punto donde me vuelvo un adicto en una isla desierta.
En búsqueda de opinión, descanso un rato, medito o quizá sueño de día, en un intento de sobrevivir a mi propia mente, mientras me hundo en las corrientes de espesa agua marrón.
Las mentiras traicionan la bondad, compensando en exceso lo que evade a mi captura, mientras palabras de peso hacen eco en mi cabeza, causando ondas que tiemblan a lo largo de la corteza.
Emociones conflictivas conducen el instinto, el cual manifiesta evasión, seguida por arrepentimiento y reflexión sin esperanza.
Y ahora despertado de mi sueño pondero el riesgo de preservar el status quo o desafiar mi resolución, que deja la espada sobre mi cabeza todavía colgando de un hilo.