Autor: Philip Larkin
Las pequeñas vidas de tierra y forma, de encontrar comida, y mantenerse caliente, no son como las nuestras, y todavía, sin embargo, persiste un parentesco: anhelamos la familiaridad de la guarida, la madriguera y el refugio. Y sentimos que esta identidad –quizás no correcta, quizás no real- nos vinculará constantemente, veo la roca, la arcilla, la pizarra, el césped segado, el tallo balanceándose, y es a ti a quien veo.
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