El entreguismo ignominioso de la política exterior mileísta

Autor: Hugo Müller

Finalmente, con la plata tramposa de Trump, con el apoyo total en X del Jefe del Departamento del Tesoro, con toda la banca del Estado genocida de Israel y de su macabro líder Netanyahu, ganó Milei las elecciones legislativas de medio término, lo que vendieron como una victoria arrasadora cuando en realidad fue un fraude con un sinnúmero de engaños y rufianescas maniobras aprendidas de una maquinaria de inteligencia artificial que asesoró a La Libertad Avanza en la implementación de un intrincado sistema electoral con una boleta única de papel que resultó una auténtica mierda.

Con las palabras gangosas y balbuceantes del cheto mafioso que le abrió las puertas para que pueda saquear Argentina y entregársela a su jefe, el mencionadísimo presidente de Estados Unidos y en lo fáctico, emperador del mundo, ganaron Milei, y quien viene impulsando la doctrina Monroe, el Plan Cóndor III y el Consenso de Washington de su MAGA, lo que significa prepotear, avasallar y humillar a cuanto presidente viaje para firmar con él tratados arancelarios de nula aplicabilidad, y amenazar de muerte a los presidentes sudamericanos que se resisten a sus bravatas, como Petro y Maduro.

El jefe de millonarios gerontes, condicionado por el lobby de las élites judaicas que dictan las reglas de la ultraderecha que se ha apoderado del establishment, aparente triunfadora de una batalla cultural gramsciana con su discurso de odio y muerte al enemigo, festejó el triunfo de su mascota como si jugara al Estanciero con Argentina, creyéndose ya dueño de su carne, de sus carnosas mujeres, su petróleo bien de fracking, como le gusta a él, destruyendo el planeta cuanto antes. Y es que pronto será recordado como un gran pacifista y benefactor de la humanidad, cuando es quien arruina el mundo y su nación a una velocidad inusitada, generando guerras y comercializando armas por doquier, tanto en el plano interno como el externo, apoderándose ya directamente del negocio del narcotráfico, liquidando con armas estatales y ejecuciones extrasumariales a cualquiera que amenace su monopolio del negocio de la cocaína y el fentanilo en todo el continente americano. Para eso tiene a uno de sus virreyes como el máximo traficante de cocaína del mundo, que no es otro que el presidente de Ecuador, quien ascendió al poder mediante un fraude monumental, no muy distinto del que lo tiene a Milei en la presidencia de Argentina. Y por supuesto, tiene a su gusano Rubio, gran factotum de la campaña imperial estadounidense en Sudamérica.

Desde muy temprano en su mandato Milei expresó claramente su alineamiento con los dueños de la inmobiliaria que ya está construyendo la Riviera de Gaza en el protectorado de Blair mientras Israel continúa exterminando palestinos y ellos sí, arrasando toda infraestructura y todo sesgo de vida islámica en la franja, para que se sienta con todo el rigor la supremacía judía blanca. Cadáveres de niños palestinos, de presos desfigurados, de mujeres violadas aún a la intemperie mientras las bulldozers trabajan noche y día para preparar la llegada de nuevos colonizadores ultraortodoxos que impondrán la añorada paz trumpeana.

Luego de Mondino y Werthein ahora Milei escogió como canciller a la mano derecha del lombrosiano ministro Caputo, tal vez el principal cabecilla de la asociación ilícita que se apoderó de Argentina. Se trata de un tal Quirno del cual no interesa el nombre, que no tiene idea de política internacional y que trabajó toda su vida en la financiera buitre JP Morgan, socia mayor del emperador en la colonización y explotación que harán de nuestros recursos naturales y artificiales.

Esta escoria de canciller ayer votó a favor del bloqueo o embargo (llámenlo como se les antoje) de Estados Unidos a Cuba, revirtiendo un posicionamiento adverso histórico de Argentina, y demostrando una sumisión abyecta a los intereses del patán patrón que los tiene embelesados. Su amenaza de que se iban a ir de Argentina si perdía Milei surtió efecto en las grandes tajadas de población lumpen y alienada que apoya y adora a sus victimarios en un claro síndrome de Estocolmo con raíces en las fijaciones anales y mentales de Milei, en su completa imbecilización, su carácter energúmeno y desbocado, sus ínfulas mesiánicas o académicas que sólo remiten a entregarle el culo a su ídolo Trump, o consolarse con sus compatriotas que aún no han adoptado su credo, a quienes denomina “mandriles”, pues a esta altura ya tienen el culo demasiado abierto por sus políticas de ajuste y expoliación.

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