El trasfondo geopolítico de las elecciones argentinas de medio término

Autor: Hugo Müller

Cada miércoles, Mirta Pérez toma un desayuno sencillo, recoge pan y vegetales donados para el comedor que dirige en Laferrere, luego comienza a prepararse para ir a protestar al Congreso, aguardando la represión de la policía, palos y gases monitoreados por Milei y Bullrich. Ella es jubilada pero no descansa, a la par de millones de jubilados y pensionados argentinos, sobrevive ante la disyuntiva de comprarse los remedios que necesita por varias enfermedades acumuladas a sus 79 años, o comida que sea sana para su delicado aparato digestivo. Además, ayuda a otros a conseguir comida y buscar changas o modos de supervivencia.

En el horizonte hay pocas señales alentadoras para Mirta y sus compañeros. El sistema de pensiones y jubilaciones está quebrado y ha sido saqueado por la administración mileísta, que viene liquidando miserias y colapsando su sistema integral de salud. Bajo el lema “no hay plata” o tenemos “superávit fiscal” la receta es ajuste y asfixia económica a los más necesitados, como los ancianos y los discapacitados. Desde su lógica, incluso abiertamente confesada en lo verbal, pronto se morirán y no les tendrá que pagar nada. Total, Milei es inmortal, fanático del libro “La muerte de la muerte”, y como buen mesías judío podrá seguir haciendo sus chanchadas y depravados negociados desde su figura de mascota preferida del emperador Trump.

Nos ponemos a hablar con Pérez, nos cuenta que mucha gente se vio obligada a cortar la luz, y ya no tienen siquiera dónde cocinar, en el caso de que en algún momento consigan un dinero milagroso que les permita comprar pan del día, carne picada, papa negra y una botella de vino como Dios manda.

Desde que asumió el poder Milei, el poder adquisitivo de los jubilados se contrajo más de un 30%, según el economista Enrique Fierro, quien opina que la situación de los viejos es desesperante. Por eso se reúnen todos los miércoles a la tarde y son puntualmente atacados por policías armados hasta los dientes y blindados, quienes además se burlan de sus proclamas y sus quejas. Pérez nos confiesa su devoción por Eva Perón y Cristina Kirchner, diciendo que son dos mujeres extraordinarias que transformaron las vidas de millones de argentinos, que pudieron salir de la pobreza y tener vidas más prósperas.

Juan Ruiz es un jubilado que cobra lo mínimo, que actualmente está en 250 dólares, lo cual alcanza para una cena y una salida con amigos. Se dedica a vender alfajores a la salida de hospitales. Añora comer asado y se mantiene con comida que desechan confiterías y supermercados. Hizo buenas migas con Mirta y parece que van a irse a vivir juntos para ahorrarse un alquiler. Ambos detestan a Milei y lo consideran un maldito traidor a la patria. El domingo irán a votar con la ilusión de doblegarlo y humillarlo, pero el virrey tiene el fraude asegurado, el espaldarazo de Trump y la veneración del genocida Netanyahu… ¿Qué puede salirle mal?

Gerontes impunes contra gerontes oprimidos, batalla crucial la que se celebra este fin de semana en Argentina. Por un lado la mafia matona del emperador Trump, la inmunda Corte Suprema de Justicia de la Nación y el rockero y arquero frustrado de Chacarita, apoyados por Macri, el JP Morgan y una liga de gobernadores tan cobardes como traidores. Del otro, el resto del pueblo argentino, jodido hasta el gaznate por las políticas nefastas de Milei en todos los sectores de la economía y áreas del conocimiento humano. El Braden o Perón se transformó mágicamente en un Cúneo o Lamelas, liberación o dependencia, caquistocracia o confederación con un posicionamiento claramente enmarcado en los BRICS y en contra del hegemonismo estadounidense-israelí, de carácter tan grotesco como criminal.

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