Autor: David Ratcliffe

Me volví hacia la luz, temiendo la esperanza, con el rostro impasible tras una sonrisa, cierro los párpados mientras flexiono los músculos de los ojos. A través de capas de piel el brillo se filtra animando a un pestañeo y un movimiento de miembros, una respuesta a una llamada. Una llamada que reconozco como la calidez de compasión que provee un estremecimiento. Aunque es sólo la bendición de un momento antes que los intervalos de nimbus lloren y se apoyen en mis huesos empujándolos en la tierra. Golpeado con una pistola, aturdido, con las rodillas deformadas, me sumerjo en las brutales profundidades de la mortalidad, mordiendo con fuerza los recuerdos consumidos, arrastrando los pies en un viaje hacia la redención, un paso por delante del lento avance de la aceptación. Todavía, en medio de la tormenta, las cuentas grises echan raíces, promoviendo el crecimiento, fortaleciendo la determinación, alimentando la comprensión mientras despierto y huelo la mierda, cambio de posición para seguir al sol.

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