Los gloriosos talibanes vuelven a la guerra contra Pakistán

Autor: Amir Khan Muttaqi

El militar gobierno pakistaní, occidentalizado hasta la médula, que tiene preso al líder nacionalista y reformista Imran Khan, es completamente inaceptable para los parámetros de justicia y verdad de los talibanes. Este gobierno, encabezado por Shehbaz Sharif, es amigo de Estados Unidos y China a la vez, y es usado como punta de lanza para mantener a raya al gobierno afgano que demostró excelentes estrategias de lucha y resistencia contra las invasiones soviética y yanqui, debiendo huir ambos imperios de su codiciado territorio.  

En esta oportunidad se produjeron intensos choques en la frontera, donde los talibanes, en su estilo de guerrilla rapaz, liquidaron a gruesos pelotones de pakis fuertemente armados, y ocuparon sus puestos. Los talibanes informaron que estos embates son la respuesta a los bombardeos aéreos –uno de ellos directamente en Kabul-, por parte de la fuerza aérea paki, sponsoreada por la inmobiliaria Trump-Netanyahu. En este preciso momento, todo el ejército pakistaní está involucrado en vengar los golpes talibanes, y los voceros de las fuerzas armadas ya se ufanaran de haber matado a más de 200 terroristas y de desmantelar sus campamentos de entrenamiento en suelo afgano.

Por su parte, el vocero talibán Zabihullah Mujahid, anunció que los daños provocados por los talibanes fueron mucho mayores que los expuestos por la propaganda paki. El ministro de defensa talibán añadió en rueda de prensa, entre tés de hierbabuena y narguiles suavemente aromatizados: “Si Pakistán continúa agrediendo tierras afganas, estamos preparados para combatir con ellos y arrasarlos, pues son todos herejes emputecidos por el dinero y la locura de Occidente” .

Copiando la jerga de MAGA y su antojadizo doble rasero mediante el cual define ejes del mal y quién es terrorista y quién no lo es, o quién es narcotraficante y quién no, el gobierno pakistaní asocia Afganistán al terrorismo, así en abstracto, y dijo que lo eliminará completamente y desatará el infierno en su tierra, allá, tal como conminó Trump a Hamas a aceptar su brillante “plan de paz”, a la vez egocéntrico y espurio.

La frontera de Pakistán con Afganistán es enorme: abarca 2.600 kilómetros montañosos que conforman la famosa Línea de Durand, con la que los talibanes estuvieron siempre en desacuerdo. Desde que retomaron el poder en 2021, impulsando la huida de las huestes del vejete Biden, han recibido a pakistaníes que comparten el talibanismo, que cuentan con su propia organización, conocida como Tehreek-e-Taliban Pakistan (TTP), quienes han dado buenos golpes al ilegítimo gobierno pakistaní en la región fronteriza de Khyber Pakhtunkhwa. En estos cuatro años han matado –entre militares, paramilitares y policías- a más de 4.000 combatientes pakis.

El gobierno pakistaní, munido de armas nucleares, amparado en la ONU y por Estados Unidos, denunció estos ataques y juró que tomaría medidas retaliatorias, llevadas a cabo con armas estadounidenses en territorio afgano.

Imtiaz Gul, especialista en seguridad instalado en Islamabad, dijo que en los últimos dos meses se produjeron un montón de ataques del TTP que mataron a importantes miembros del ejército pakistaní. Gul explicó que el gobierno talibán nunca movió un dedo para frenar a los terroristas, y que más bien les ha brindado apoyo logístico y financiero.

El canciller afgano, Amir Khan Muttaqi, casualmente de gira en India, ofreció una conferencia de prensa en Delhi, donde negó que su gobierno le esté dando apoyo o cobijo a miembros del TTP. Muttaqi dijo que sus operaciones de defensa concluyeron, que la situación en la frontera está controlada, y que países como Qatar y Arabia Saudia han advertido que “los combates deben terminar”.  

En Washington, los analistas no entienden cómo los talibanes, a quienes también tienen sancionados económicamente y que son constantemente agredidos por ejércitos privados de mercenarios conchabados por la CIA, están en condiciones de asestar severos golpes a un ejército proxy como el paki. El problema es jodido, muy antiguo, la violencia es cíclica en la frontera paki-afgana, y no habrá soluciones trumposas aquí.

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