Autor: David Ratcliffe

Ella se quita la ropa, abraza a la niña desnuda protegiéndola del viento frío, ofreciéndole un amor de una clase diferente.

Sabiendo que críticos ingresan por una ventana abierta, indiferente ante quienes observan la intención desinteresada, a través de un silencio digno.

Esos detractores que convertirían una hermosa flor en un horrible tallo para colocarlo en la pantalla pública.

Los bastardos sin agallas que tejerían una manta irritante ofreciéndola a la damisela como una fresca túnica, antes de pararse desnudos antes aquellos que ven más allá de la tela.

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