Autor: Pascoal Nduhungirehe
Acabado el genocidio de los palestinos en Gaza e iniciadas las maniobras para cumplirle el sueño de la Riviera al yerno, Trump, quien se apresta a que la Academia Sueca le entregue pronto el nobel de la paz, se ha ufanado de que entre sus logros había dispuesto el fin del conflicto en el Congo, con la incursión de rebeldes del M23 ruandeses que aniquilaron a miles de aldeanos. Sin embargo, según informan reporteros de ambos países los combates prosiguen, así como los desplazamientos de grandes masas de población.
Ayer, en un foro de inversiones y libre comercio en Bruselas, el presidente del Congo Felix Tshisekedi apeló públicamente a su par ruandés para que frene a sus tropas mercenarias, aunque Kigali señaló que fue todo una impostura. Los esfuerzos del emperador naranja y su aliado Qatar para interceder han hallado dificultades, y las refriegas suman miles de muertos y poblaciones civiles arrasadas por la sed guerrerista del imperialismo salvaje. Sin embargo Tshisekedi dijo durante el Global Gateway Forum “Todavía no es demasiado tarde para hacer las cosas bien. Aprovecho este foro para extenderle mi mano, señor Presidente, para que podamos hacer la paz entre hombres valientes” dijo, dirigiéndose directamente a Paul Kagame, presente en el evento.
Tshisekedi también dijo que Ruanda debería decirle al M23 que detenga su escalada violenta, su incursión en territorio congoleño que supo albergar a héroes y revolucionarios de la talla del Che Guevara, que dicho sea de paso, fue asesinado en Bolivia hace 58 años sin piedad, como se morirá la democracia en el país plurinacional con el próximo balotaje entre dos esperpentos de la élite racista y de ultraderecha.
Volviendo a territorio africano, más puntualmente congoleño, el M23 nunca tuvo tanto control y despliegue en la zona oriental del país. Ruanda ha negado que respalda al M23, y dijo que sus fuerzas sólo actúan defendiéndose de los ataques congoleños. Sin embargo, un grupo de expertos de la ONU elaboró un informe donde se consigna que Kigali dirige y manda a los rebeldes.
Trump, seducido por los minerales y las tierras raras en la región en disputa, metió sus narices en el conflicto y quiere ampliar sus capacidades de emperador resucitado, tan cruel como grandioso en su visión ensimismada y fanfarrona del mundo. De hecho, Congo y Ruanda firmaron un acuerdo de paz en junio en Washington, pero desde entonces el Departamento de Estado siempre informó que hay demoras y dificultades en su implementación.
Hablamos con el canciller ruandés Olivier Nduhungirehe y nos dijo que Tshisekedi es un falso, que Kinshasa no tiene el menor internés en iniciar negociaciones, y que en los últimos días han bombardeado posiciones del M-23 en Ruanda. «El único que puede parar esta locura es el propio Tshisekedi, y cortarla con su retórica beligerante hacia Kigali” dijo el ministro de apellido impronunciable.
La vocera del presidente ruandés, Stephanie Nyombayire, dijo en X que Tshisekedi se mostró como un amante de la paz y se victimizó por un conflicto que él fue quien lo engendró.
El presidente de la etnia luba quedó desairado porque Kagame, a la hora de hacer uso de la palabra, se emperró en seducir a los europeos para obtener más fondos por reparaciones del genocidio y no dedicó ni una palabra a la propuesta pacifista, sabiendo que cuenta con el apoyo militar de europeos e incluso, de la exitosa mafia inmobiliaria Trump-Netanyahu.
