Autor: Máximo Redondo
Tres “think tanks” del establishment como Yuval Noah Harari, María Ressa y Rory Stewart, tres intelectuales del bando vencedor de la inmobiliaria Trump-Netanyahu, discutieron sobre el estado del mundo y hacia dónde nos estamos dirigiendo. Su conversación fue de la IA a la crisis de la democracia o el embelesamiento mutuo entre Trump y Putin, pero sobre todo, se centró en cómo llevar una buena vida en un mundo cada vez más frágil y fragmentado.
YNH: La gente viene discutiendo estas cosas desde hace años. Me parece que estamos volviendo a la época de las Cruzadas…
RS: Hubo un liberalismo próspero que comenzó a resquebrajarse a mediados de los 2000. Hoy hay un mundo dominado por un populismo autoritario. En lugar de libre comercio, cada vez hay más protección y tarifas. En vez de haber un orden internacional basado en reglas, estamos en un mundo de aislamiento: los fuertes hacen lo que quieren, los débiles deben sufrir. Y todo esto es reforzado por las redes sociales y la IA.
MR: La principal pregunta que tenemos hoy es si la impunidad continuará reinando, porque es evidente que hoy no hay un orden internacional basado en reglas. Está todo bastante corrompido y mal parido…
YNH: El liberalismo no sabe qué hacer con la tecnología de vigilancia que define la batalla interior que tiene todo ser humano, entre su mejor yo y su peor versión.
RS: La inteligencia artificial, al ser superhumana, nos cagó a todos, no tenemos más sanatas que ofrecerle a la sociedad.
MR: Los hechos anclan nuestras realidades compartidas. Pero considero que hemos erradicado la bondad de la humanidad, aunque cabe preguntarles si creen que hay más personas buenas que malas en el mundo, o viceversa. Porque en la respuesta está la salida al colapso que estamos viviendo.
YNH: Igual la bondad no está asociada a la inteligencia. Ese es el peligro de la IA, que puede terminar siendo un fraude…
RS: Nosotros cada vez que hablamos del mundo hablamos de Silicon Valley y tendríamos que ver más de frente el problema de la pobreza extrema. Además los conflictos están cambiando, hay una aceleración de la carrera armamentística, en desmedro de la salud y la educación, y los salarios de las clases medias están completamente estancados mientras la minoría que nos contrata a nosotros se enfiesta y solaza con el mundo belicista y neocolonialista impuesto por personajes como Trump o Netanyahu. Los conflictos sociales cada vez serán de mayor envergadura.
MR: Yo soy más pesimista. Filipinas, que es mi país, literalmente se está hundiendo, y en Estados Unidos todavía discuten si existe el cambio climático. Creo que el periodismo ha muerto. Internet empeora todo el tiempo, el depredatorio mundo que propone se ha transferido al mundo real.
YNH: Yo he trabajado bastante sobre la ansiedad de la vida moderna, pero ahora me parece que es mejor construir confianza. Ya Palestina dejó de existir e Israel sale victorioso una vez más. Es tiempo de restablecer la fe en las instituciones y obras humanas. La gran pregunta es cómo hacerlo.
RS: Todo se ha vuelto un juego frívolo de millonarios corruptos, hoy se gobierna por X o Instagram y eso es un gran problema.
MR: Y hoy todo se hace a través de un individualismo autista.
YNH: No sorprende que resurjan concepciones del mundo monárquicas. En su primera reunión con Zelensky de la segunda presidencia, Trump demostró que para él la política se basa en la interacción entre personas, monarcas, dinastías. Mientras él esté a cargo asegura que Putin cumplirá su palabra. Y aparte, no es que sea chismoso, pero parece que Barron Trump pidió la mano de la nieta de Putin, y podrían formar el reino de Crimea y Donbas. Lo impresionante es la libertad de acción que les dimos a dos figuras como Trump y Putin.
RS: Sí, fundamentalmente, ¿qué es Donald Trump? Un sinvergüenza, a Aristóteles, Cicerón, o a cualquier escritor de la época fundadora de los Estados Unidos, les costaría imaginar el grado de depravación, de desprecio por las constituciones, odio a las minorías, el desprecio de la verdad, sus performáticas demostraciones de inmoralidad. Y nosotros en una actitud de disfrutar el espectáculo, habiendo perdido la capacidad de conmovernos por las aberraciones que perpetra a diario.
MR: Sí, pobre Zelensky, lo trataron muy mal, es un buen chico…
YNH: A cada uno le toca su parte para cambiar las cosas. La realidad no hará el trabajo por nosotros. La historia no funciona así. La revolución pasa por uno mismo. Esto nos evitará extremos de desesperación. El mundo sigue, los malos están ganando y nosotros aprovechamos para prosperar en medio de las guerras y sociedades hipervigiladas y enfermizas gobernadas por despótas que componen el ecosistema geopolítico del mundo contemporáneo. De eso se trata vivir bien en tiempos difíciles.
