Autor: eyes

Tengo las orejas de mi madre pero los ojos de Milton, ciego a la luz y tinta vacía corriendo sin registrarse, afuera de los márgenes en tableros de mesa, manteles individuales, blondas de encaje.

Hombros encorvados peligrosamente. Mentón agachado en clavículas y cuellos. Así es como escribe el ciego.

Tan torpe pero tan cuidadosamente hermoso como una maldición argumentada en ganchos con símbolos del lenguaje de signos. Silencio casi devastador.

Solo si pudiera descubrir la vista de nuevo. Solo si pudiera encontrar mis grasientos anteojos tan cortados como personajes japoneses rastrillados en arena.

A unos metros de distancia, las escenas sexys en pantallas se convierten en tizne edulcorado a mezclas, a realidades más allá de los párpados, mientras buscaba una carta a un tiempo para palabras, rastreando huevos para descubrir una mosca.

El infierno en la tierra son tablones de papel tan en blanco como el purgatorio. El paraíso es una lapicera, hasta está en la mano artrítica de Eugene O’Neill.

A centímetros, un alfabeto silábico se retuerce en filas de hormigas soldando el azúcar. Si me paro y contemplo el borrón, no puedo ver por qué siquiera me he sentado.

traducción: HM

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