Autor: Tyler Malone

Hurgué profundo en una caja de zapatos, encontré la pistola de mi padre, demoníacamente, como dientes de Adán en la manzana de su esposa, oscuras imágenes derramadas como blanca leche.

Jamás había visto esa antes, desde que papá terminó la guerra, un soldado con una escopeta amartillando su hombro en fotogramas de historia que hacen creer a las generaciones que el mundo entero era TV en blanco y negro.

Colinas del tamaño de dos hogares de historia construidos de chicos delgados y sin pelo, sus madres y grandes vientres hambrientos eran empujados por excavadoras blancas y negras operadas por hombres con la piel oxigenada en zanjas oscuras como boca de lobo.

“Papá, ¿esta gente esta muerta, no es cierto? Deben estarlo”.

“No. Podíamos oír la respiración de la parte superior de la pila y los huesos de la parte inferior, aplastándose”.

Los aliados vinieron con chocolates y democracia, y vieron a los enterrados pero vivos, justo a tiempo por crímenes de guerra.

“Papá, ¿qué hiciste?”

Sacudiéndose como una solitaria hoja de octubre, él explicó cómo se trasladó viendo la ciencia y el status quo exterminando humanos.
“Les disparamos a esos hijos de puta, afuera de las excavadoras. Los volamos en pedazos, mi 45 desgarró el rostro de un alemán en cinco pedazos de cráneo y piel”.

Si había alguna sangre, era fotografía negra.

Papá cerró la caja de zapatos, puso a la guerra de vuelta en el estante y se agarró una cerveza.

traducción: HM

Vistas: 1
Compartir en