Autor: Malone, Tyler
La Po Wing nunca vio una cosa, pero La Po Wing anduvo por su ciudad con ojos ciegos y disfruto de los lugares.
Wing fue a Toyama y probó okonomiyaki y escuchó los juguetes de los niños rodar sobre las mesas.
En el romance del placer aural ilimitado, La Po podía escuchar los tallos de las flores inclinarse en el viento, y sentir sus deshilachadas canas temblar en la brisa.
La sabía donde las gotas de lluvia salpicarían, La podría contar el número de nuevos nacimientos –llanto por llanto él escuchaba el atado de cordones y el estiramiento de la ropa interior.
Po escuchaba a los pájaros cantar y los grillos arrastrarse en el césped. Po escuchaba malos coros practicando por millas más allá de sus tambores, pero aún La Po Wing no podía ver una cosa.
Los militares del puerto de Ujina cargaron y cerraron y encendieron chispas y traquetearon para la guerra. La Po Wing se estremeció al oír las campanadas de guerra, entonces La Po se desplazó al valle de Urakami, La Po se paró en un campo de calabazas, donde las semillas explotan y frutos florecen.
La Po Wing escuchó los lanzadores, el silbido de metal entre nubes. La Po Wing escuchó los sonidos de átomos golpeando su ciudad.
El valle envolvió a La Po Wing y su frágil marco. Las dulces semillas naranjas salpicaron y la explosión despejó al campo de su fruto.
La Po no veía una cosa. La Po Wing no vio a la mujer, que había contemplado en la luz de la guerra, carbonizó las bombillas de las cuencas de sus ojos.
Su diente de oro se clavó arrogante en su mandíbula, allí en el barro, con calabazas aporreadas sentó su cabeza, había volado a millas de distancia, La Po Wing no veía una cosa, sólo sentía el hormigueo de la radiación.
traducción: HM