Muertos de pobreza en plena era Milei

Autor: Alvaro Correa

Alejandro Gutiérrez da clases de comunicación en escuelas secundarias suburbanas de la provincia de Buenos Aires. Enseña doce horas por día casi sin pausas y sin comer para ahorrar costos. El dice que gana el salario mensual promedio de un argentino, que en un buen mes es de 450 dólares, lo que a él sólo le cubre el alquiler de una precaria vivienda y los viáticos. “No es suficiente, a mitad de mes me quedo sin dinero. A veces le pido comida a mi vieja” dice Alejandro desde su modesto departamento de Loma Hermosa. “Tenés que soportar el hambre para ser maestro”.  

Las políticas del presidente libertario Javier Milei han provocado esta penosa situación, por más que el FMI considere que han sido exitosas y exhiba números maliciosos y antojadizos que representan un panorama estabilizado y pujante, cuando la realidad marca una depresión y miseria espantosas. Algunos malabaristas de la timba y la fuga incluso han calificado su ciclo como “milagro económico”. Pero para la mayoría las cosas están horribles.  

Los recortes y ajustes a los jubilados y la obra pública, a los trabajadores estatales y a los privados, ha hundido los ingresos, y los beneficiarios de su anarcocapitalismo son empresas extractivistas que se están quedando con todos los enormes recursos naturales de la Pampa y la Patagonia (sin soslayar los del Norte Grande y los de la Cuenca Mesopotámica). El narcotráfico es otro de los actores favorecidos por las políticas económicas mileístas.

En términos reales, todos los trabajadores han visto perder el poder adquisitivo de sus salarios en porcentajes incalculables. A su vez, el desempleo y la pobreza están en niveles superiores a los del estallido de 2001, que costó varios muertos y unos cuantos días de desgobierno absoluto, en lo que era un clima bastante parecido a lo que se vive cotidianamente en la era Milei. En estas circunstancias suele florecer un cuentapropismo de redes sociales que enseguida recae en ciberestafas cruentas, encabezando Milei con Libra una que lo metió en la tapa de grandes revistas, embelesadas ya por su afición a la motosierra.

Hablamos con una especialista en sociedad y empleo, Roxana Vivar,  del CONICET: “Hoy tener trabajo en Argentina no es ninguna garantía contra la pobreza. Obviamente matar de hambre a jubilados y comedores infantiles genera protestas que son reprimidas puntillosamente, con escenas dramáticas de viejos gaseados o niños famélicos”. Vivar hace una pausa para reflexionar, y agrega: “Lo que más alela son los dibujos mesiánicos del Indec (Instituto Nacional de Estadística y Censos). Nosotros hicimos una investigación profunda y la desocupación neta ronda el 40% de la PEA (Población Económicamente Activa)”.

El sector autopartista también quedó hecho mierda en el año y medio que va de Milei. Así lo asegura Ramón Benítez, director ejecutivo de una autopartista nacional. “Nuestra competitividad se fue al carajo. Así que ‘viva la libertad’ es un eslogan vacío que le sirve a este chanta truculento para robarnos con su histeria desfachatada. Ya no producimos nada, se importa todo como en la época de Menem, Macri o los milicos. Ahora vino la cuarta M, de manera abrupta y apocalíptica”.

Ante este cuadro, ante este desastre generalizado, los jubilados continúan su lucha y quieren a Milei afuera de la Rosada. Ricardo Peluche, es nuestro último entrevistado al que la pobreza lo atosiga y acongoja: “Yo gano la mínima y tuve que dejar de comer carne, ya no puedo comprarme los medicamentos y drogas que necesito para sobrevivir y estoy mirando con cariño los avisos de gente que vende armas para darme un buen corchazo. Me operaron de cáncer de próstata hace dos años y zafé de casualidad… Sólo para sufrir con esta gente cruel e impiadosa… ¡Así no se puede vivir más! exclama furioso y sombrío.

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