Autor: HN
Los jóvenes
Oh Invierno, oh blanco invierno, ¡si no estuvieras más en la selva estaría yo saltando con arco inclinado sobre tronco y piedra!
Ya no más mi amor encendería la lámpara, observando el cansado huso retorcerse y girar, o sobre la red retener sus lágrimas y anhelo: oh invierno, oh blanco invierno, ¡si te fueras!
Las doncellas
Dulces pensamientos vuelan más veloces que la nieve a la deriva, y con los hilos retorcidos crecen dulces anhelos, y sobre la red dulces imágenes vienen y van, porque en ningún invierno blanco esperamos solas.
Los jóvenes
Oh, corriente tan cambiada, ¿qué me has hecho, que ya no puedo ver más tu brillante vado coronando de blanco sus hermosos pies amorosamente?
Miren, ella se para en la lluvia, y mirando abajo con ojos temerosos sobre tus remolinos marrones, cae a sus pies nuevamente su dorada túnica. Oh, túrbida y apurada corriente, ¿qué has hecho?
Las doncellas
Las nubes se levantan, contando de un día más feliz cuando a través de la delgada corriente yo tomo mi camino, toda rodeada de oro, y con guirnaldas de mayo, ¿qué corriente precipitada puede mantenernos esperando solas?
Los jóvenes
Oh, sol ardiente, oh, señor del desasosiego, ¿por qué nosotros, trabajando, desechamos lo mejor, ahora, cuando el pájaro duerme junto a su nido vacío?
Miren, con mi guirnalda yaciendo a sus pies, en labor solitaria se para la mía propia, mi dulce, sobre el molinete medio lleno con el trigo a medio moler. Oh, rojo capataz, ¡que tus llamas se han acabado!
Las doncellas
Oh amor, esta noche a través de la llanura semidesierta no iré al encuentro del carro amarillo, ¿una mirada de amor al final del trabajo por ganar?, ¿qué sol llamente nos mantiene esperando solas?
Los jóvenes
Mañana, dije yo, se termina la cosecha de uva, mañana, y nuestros amores ya no estarán juntos, vino el mañana, a traernos dolor y guerra.
¿Qué he hecho, que debería pararme con esos escuchando los espantosos alaridos llevados por la brisa, mientras ella, alejada, se sienta llorando bajo sus árboles? Compañeros, oh reyes, ¿qué es lo que han hecho?
Las doncellas
Ven amor, no te demores, ven, ¡y mata mi espanto! Todavía está extendida la mesa del banquete, en la fría cámara de flores esparcidas está mi cama: Ven amor, ¿qué rey nos mantendría solas por mucho tiempo?
Los jóvenes Oh ciudad, ciudad, ¡abre tu puerta! Mira, ¡con la vida arrancada de la mano del destino! ¡Cómo debo esperar en tu triunfo deslumbrante!
¿No son sus manos extendidas hacia mí? Sus ojos, ¿no se cansan cuando cada nueva esperanza muere, y solo ante ella aún yace el largo camino? Oh ciudad dorada, ¡me gustaría irme!
Las doncellas
Y tú eres feliz, en medio de gritos y canciones, y todo lo que pertenece a hombres conquistadores. La noche no me tiene miedo, y el día no se equivoca. ¿Qué descaradas puertas de ciudad pueden mantenernos solitarias?
Los jóvenes
Oh largo, largo camino, ¡qué desnudo estás, y gris! Trepas colina tras colina, y el día ha terminado ahora, ¡oh, infinito camino alumbrado por la luna!
Y ella está parada donde crecen los juncos, y quieta con blanca mano hace sombra a su frente ansiosa, aunque bajo el mundo esté caído el sol ahora, oh espantoso camino, ¿cuando se acabarán tus ligas?
Las doncellas
Oh, tú tiemblas, camino gris, ¿o mis pies tiemblan con alegría para encontrar tu rostro de piedra? ¿porque los ojos de mi amor pronto saludarán a los míos? No tienes corazón para mantenernos solas tanto tiempo.
Los jóvenes
Oh, ¿nunca te irás, tú, pesada noche? ¿Cuándo traes tu matanza en la mañana brillante, que conduce mis cansados pies a mi deleite?
¿Por qué te quedas, llenando con vagos temores a mi solitario y cansado corazón, sus ojos con lágrimas por pensamientos como la pena por los años desvanecidos? Tejedora de enfermos pensamientos, ¿cuándo te irás?
Las doncellas
Amor, ¿al este están tus ojos girados como los míos, en paciente observación por la declinación de la noche? ¿Y has advertido esta línea gris ensanchándose? ¿Puede cualquier oscuridad mantenernos solas tanto tiempo?
El joven
Oh día, oh día, ¿es una cosa pequeña que tú hayas debido aferrar tu vida por tanto tiempo, porque yo te di tal bienvenida?
Te llamé rey de toda felicidad, alabé que hubieras traído alegría tan cerca, tus horas se han vuelto años, tú no morirás, oh día tan anhelado, ¡ojalá te hubieras ido!
Las doncellas
La luz falla, amor, el largo día pronto será nada salvo un feliz recuerdo pensativo, bendecido por las historias que contó a tí y a mí. Qué duro fue, oh amor, estar solas.
traducción: HM