Autor: Bahut Gabar
Además del genocidio a toda máquina en Gaza, hace rato, desde que sus mercenarios lograron derrocar a Bashar Al-Assad, Israel se ha introducido en territorio sirio y sus fuerzas se están asentando más allá de las alturas del Golan. Ayer murieron 16 civiles y varios miembros de fuerzas de seguridad en enfrentamientos ocurridos en Ashrafiah Sahnaya, un pueblo de mayoría drusa al sudoeste de Damasco.
Hombres armados atacaron también el suburbio de Jaramana matando a más de diez drusos. Los aldeanos escucharon ametralladoras, explosiones y bombardeos durante toda la mañana del miércoles. Las fuerzas del gobierno yihadista cortaron las carreteras y enviaron refuerzos para controlar a los asesinos. Por su parte, Netanyahu anunció que sus fuerzas “golpearon a un grupo extremista que estaba preparándose para atacar a la población drusa”.
En otro ataque israelí a las afueras de Damasco los insaciables hebreos mataron a miembros del gobierno, puestos por ellos, disconformes con las matanzas de los drusos, que son sus “protegidos” en Siria, protección que ningún druso jamás le solicitó al ente sionista.
Las autoridades sirias están enfrentando divisiones intestinas tremendas, que se materializan en masacres como la de la semana pasada en Latakia, donde mataron a más de 1.000 combatientes remanentes de las fuerzas alauitas. Los drusos desconocen la autoridad del nuevo gobierno, repudian su nueva constitución y prefieren seguir viviendo como en la Edad Media, cuando dominaban el comercio y la industria de la zona. Ellos hoy son una minoría religiosa concentrada en Suwayda y pequeños pueblos al sur de Damasco.
Los drusos desconfían del presidente Ahmad al-Sharaa, líder islamista de Hayat Tahrir al-Sham (HTS), quien grabó un audio de un falso líder druso insultando al profeta Mahoma, difundiéndolo por las redes sociales. Aunque el clérigo Marwan Kiwan aclaró que él no había incurrido en semejante blasfemia, varios fanáticos recogieron armas para ajusticiar drusos sin ton ni son.
El ministro del interior criticó los ataques y advirtió que los ciudadanos no deben cometer actos de vigilantismo, además de prometer que los culpables serán llevados a la justicia de Alá.
Hablamos con el jefe del Consejo Militar de Suwayda, Tarek el-Shoufi, y nos describió las masacres y el salvajismo de los terroristas que los atacaron. Se lo notó muy angustiado porque se encuentran rodeados de salvajes sicarios. Y es que el gobierno no pudo aún establecer una política armamentística, y casi todos los ciudadanos están armados y con ganas de disparar, siendo múltiples las facciones y sectas envalentonadas con armas estadounidenses o rusas. El ministro prometió que van a aplastar a los criminales con puño de hierro, y a cualquiera que pretenda desestabilizar Siria, salvo a Israel, por supuesto, que día a día muestra severas y letales capacidades bélicas y genocidas.