Trueno en el jardín

Autor: William Morris

Cuando las ramas del jardín cuelgan pesadas con lluvia y el mirlo renueva su canción, y el trueno que partía vuelve a rodar de nuevo, recuerdo el final del mal.

Cuando el día que estaba oscuro mientras su muerte estaba en lo alto, está terminando el ancho resplandor y extraño para la claridad de todas las cosas bajo el techo del mundo, vuelvo a llamar a la salvaje oportunidad y el cambio.
Porque una vez nos sentamos juntos por la cálida tarde mientras la lluvia se mantenía en lo alto por un rato, hasta que ella, el suave vestido, para la gloria de junio, cambió todo con el cambio de su sonrisa.
Porque su sonrisa era de anhelo, ya no más de alegría, y sus dedos, entrelazados con los míos, con caricias inquietas buscaron mi bondad para el don que jamás había conocido.

Entonces se precipitó la lluvia, y la voz del trueno dejó mudo todo el sonido de la calle, y yo para mí no era más que una maravilla, mientras ella se inclinaba para encontrar mis besos.
Que ella ansiaba mis labios que la habían ansiado tanto, y la mano que había temblado para tocar, que las lágrimas habían llenado sus ojos esperaba no suavizar, en este mundo era muy maravilloso.

Estaba oscuro en el medio del trueno, oscuro como la noche, cuando primero rompió nuestro amor como la tormenta, pero no era hora nocturna, y de nuevo vino la luz mientras nuestras manos estuvieron calientes con las del otro.
Y su sonrisa mató con besos, volvió como al principio, cuando ella se levantó y me condujo, y afuera al jardín, donde nada había sediento, y el mirlo renovando su canción.
La fragancia de la tierra se fue con ella, como en la hierba húmeda, sus pequeños pies ocultos estaban dispuestos, ella inclinó abajo su cabeza, pasó bajo las rosas y su brazo estaba húmedo con el lirio.
Vagamos en el jardín un rato mientras el día se desvanecía y el trueno estaba muriendo arriba, hasta que la luna levantó su rostro sobre el muro del monasterio, y gris brilló el plomo del techo. Entonces nos apartamos de las flores, y frías habían crecido ellas: en los árboles el viento del oeste se movió, hasta que sobre el umbral de la espalda ondeó su vestido, y en la casa oscura fui amado. 

traducción: HM

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