Autor: William Morris

Amor es suficiente: acércate y mírame, tú, que pasas por el camino a tu descanso y tu risa, y estás lleno de esperanza del amanecer que vendrá, porque los fuertes del mundo me han comprado y vendido y mi casa está toda desperdiciada desde el umbral hasta la viga. Pasa junto a mi, y escucha, ¡y no pienses en mí!
Llora y acércate, porque mis orejas pueden no escuchar, y mis ojos se están poniendo sombríos como los de los moribundos. ¿Es éste el bastidor gris sobre la cara del sol volando? ¿O son tus rostros que oscurecen su brillo? ¿Viene un viento del mar, o eres tú suspirando? Pasa junto a mí y escucha, ¡y no tengas lástima de mí!
No sabes cómo el vacío es tu esperanza y tu sustento: ¡Parte con tu ayuda a menos que aún tú me deshagas! No sabes que al anochecer ella se acerca a mí, hay una suave habla entre nosotros y palabras de perdón hasta que en muertos de la medianoche sus besos me estremecen. Pasa junto a mí y escucha, ¡y no me despiertes!
¿Dónde lo compran, ustedes, ricos que me miran? Saquen de sus cofres su descanso y su risa, ¡y la bella esperanza dorada del amanecer que viene después! No, ésta no la vendo, aunque ustedes me hayan comprado y vendido, para su casa almacenada con tantas cosas del umbral a la viga. Pasen junto a mí, yo escucho, ¡y no pienso en ustedes!

traducción: HM

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