Autor: William Morris
El amor es suficiente: ey, ustedes que buscan salvación, no vayan más allá, vengan aquí, hay quienes lo han encontrado, y esos conocen la casa de cumplimiento del anhelo, esos conocen la copa con las rosas alrededor, esos conocen la herida del mundo y el bálsamo que lo ha ligado: Griten, el mundo no escuchará, ‘¡Amor, llévanos a casa!’
Él lidera, Él escucha, Él viene a tí, pongan sus rostros como el acero a los temores que se reúnen en torno a su aguijón para los débiles, y su azote para los descarriados, sí, sus labios, ¡cómo tiemblan con historias de últimos besos!, ¡sí, sus ojos de toda pena que no pueda disimular! Griten, porque él escucha, ‘¡Oh Amor, llévanos a casa!’
Oh, escucha las palabras de su voz de compasión: ‘¡Vengan a mi alrededor, ustedes, los fieles que enferman del cansador desasosiego y las modas pasajeras del mundo! Mientras la lluvia en la media mañana espesará sus problemas, pero seguramente dentro de ustedes alguna divinidad vivifica, mientras gritan ante mí escuchando, y conduciéndolos a casa.
‘¡Vengan, deben tener dolor, y ser ciegos hasta el final! ¡Vengan, deben tener un cambio, porque lejos están yendo! ¡Vengan, no tendrán ninguna corona para su sed y su apuro, salvo los labios besados del amor y la bella vida sempiterna! ¡Griten, para uno que escucha, quien los conducirá a casa!’
¿Se ha ido, estuvo él con nosotros? Ey, ustedes que buscan salvación, no vayan allá, vengan aquí, ¿no lo hemos encontrado? Aquí está la casa de cumplimiento del anhelo, aquí está la copa con las rosas alrededor, la herida del mundo bien curada, y el bálsamo que lo ha ligado: ¡Lloren! Porque él escucha, el bello Amor que condujo a casa.
traducción: HM