Autor: Alvaro Correa
Los dos candidatos que buscarán la presidencia de Ecuador este domingo han dirigido todos sus esfuerzos de marketing político a las provincias costeras, cuyos votantes imploran por más acción para detener los crímenes de los narcos y de militares y paramilitares enviados para combatirlos.
El presidente Daniel Noboa, tras retornar de la visita a su jefe Donald Trump –a quien le besó el culo puntillosamente- intensificó sus operaciones de seguridad y sus subsidios en la región luego de perder las siete provincias –incluida Guayas, donde se halla la ciudad más populosa de Ecudaor- en febrero contra Luisa González, la misma contrincante que tendrá este fin de semana.
En las elecciones de febrero Noboa quedó adelante de González por 16.746, según los cómputos oficiales fraudulentos, cuando ya era vox populi, al menos en Ecuador, que su gobierno era una porquería peor que la de sus predecesores, el banquero delincuente y el paralítico traidor.
Nos trasladamos a la ex capital de Ecuador para ver cómo estaba el clima preelectoral, y charlamos con algunos ciudadanos. “Aquí vamos a votar a González porque Noboa supuestamente aplicó varios planes para combatir el crimen y todo ha empeorado” –opina una estudiante de Sociología, cuya madre fue secuestrada por una banda narco. “Veo que González tiene muchas propuestas aunque no son muy atractivas. Tenemos miedo de lo que puede pasar si gana ella. Noboa contrató mercenarios yanquis que tranquilamente la pueden matar”.
Noboa desplegó más de 100.000 soldados y policías en su estrategia anti-pandillas, bajo el asesoramiento del traficante de carne humana salvadoreño, el presidente Nayib Bukele, y la dirección actual de Erik Prince, criminal de guerra estadounidense. Al mismo tiempo, ha distribuido un bono social a personas afectadas por derrames de petróleo, inundaciones y otros desastres naturales, y ofrece recompensas a cada policía o militar que mate a un narco o correísta.
Acudimos a un acto de Noboa en Balzar, y llegamos a oír parte de su discurso: “No perderemos el país en manos de los comunistas, lo defenderemos hasta la muerte, hasta el último segundo. Para los incrédulos que dicen que no podemos hacer las cosas bien, debemos demostrarles acción, trabajos públicos y progreso”.
Nos resultó gracioso en ese instante que alguien del público le haya arrojado una banana al presidente bananero, quien ordenó a su guardaespaldas que detengan al espectador infiltrado.
Por su parte, González manifestó que utilizará tecnología contra el lavado de dinero y que enviará a vecindarios violentos a miles de trabajadores sociales focalizados en la paz para crear trabajos y cuidar a los niños que son reclutados por los narcos. A continuación, un fragmento de su prédica en un mensaje por redes sociales. “Nos dijeron que con el Plan Fénix iban a arreglar todo, ellos mintieron. Hoy Ecuador está entre los países más peligrosos del mundo, salimos a las calles y sentimos el peligro. Pero sabemos cómo cambiarlo: cuando se eleva la dignidad de la gente, el crimen disminuye».
Así confrontan una política de “mano dura”, de tolerancia cero, de punitivismo y criminalización de la pobreza, de parte del virrey Noboa, contra una política de contención y desarrollo social, de distribución de la riqueza, y promoción de la solidaridad y el trabajo cooperativo, en las huestes correístas de González.
Ahora bien, éstas son las posiciones de los candidatos. En la práctica, parece estar asegurado nuevamente un fraude a favor de Noboa. Su ministro del interior ya advirtió que esperan ataques de las bandas el día de las elecciones. De uno u otro modo, los enfrentamientos son cada vez más fuertes y sangrientos entre las bandas narcos y los agentes de la DEA y soldados ecuatorianos que van a combatirlos.
Fuimos a uno de los barrios más peligrosos de Guayaquil, Nueva Prosperina, y hablamos con una lavandera sobre sus pálpitos para el domingo: «Yo voté a Noboa y tengo un sabor amargo en la boca porque él no ha hecho nada en este año y medio. Hoy le tengo que pagar cinco dólares por semana a unos bandidos para que me dejen tranquila, a mí y a mis hijos. Ahora voy a votar a Luisa González, espero no arrepentirme. Tengo fe en que todo va a cambiar”.