Hildebrand y Hellelil

Autor: William Morris

Traducido del danés.
Hellelil se sienta en la enramada de allí, nadie conoce mi pena salvo solo Dios, y cose en la costura tan lindo, yo jamas gimo mi pena a ningún otro.

Pero allí había oro con seda sobre la ropa que ella cosía.

Donde ella debía coser con hilo de seda ella ponía el oro sobre la ropa.
Entonces vino a la Reina la palabra del salvaje trabajo que le daba ganancias a Hellelil .

Entonces la Reina hizo pieles en ella y se fue a lo de Hellelil la bella.

“Oh, qué rápido coses tú, Hellelil, ¡pero tu costura no es más que una locura!”
“Bien puede mi costura ser una locura, tal es la mala suerte que he tenido. Mi padre fue buen rey señor, quince caballeros sirvieron a su junta. El me enseñó a coser regiamente, doce caballeros me observaban y custodiaban. Once sirvieron bien día a día, el duodécimo me llevó a la locura. Y este mismo fue el alto Hildebrand, el hijo del rey de la tierra inglesa. Pero apenas nos acostaron en la enramada, le dijeron la verdad a mi padre. Entonces él grito alto por el patio y el salón: ‘Levántense, mis hombres, ¡y ármense todos! ‘¡Sí conduce al correo y no pierde el tiempo, lord Hildebrand tenía el cuello duro!’ Ellos se pararon en la puerta con lanza y gavilán, ‘¡Hildebrand se levanta y se precipita aquí!’ Lord Hildebrand golpeó mi blanca blanca mejilla: ‘Oh amor, abstente de decir mi nombre. Sí, aún cuando veas mi sangre, no me nombres, a menos que sea mi muerte’. Desde la puerta lord Hildebrand saltó, y barrió a su alrededor con su buena espada. Los primeros de todos los que él asesinó allí eran mis siete hermanos con cabello dorado. Entonces delante de él se paró el más joven, y querido era en los días idos. Entonces grité: ‘Oh Hildebrand, en el nombre de Dios aparta tu mano ahora. ¡Oh, deja que mi hermano menor viva para darle noticias a mi madre!’ No antes que se fueran mis palabras mi amor cayó a tierra con ocho heridas. Mi hermano me tomó por el cabello dorado, y me ató a la silla de montar. Entonces allí no encontré ni la raíz más chiquita, pero arrancó algo de mis piernas. No hallamos ninguna presa más profunda pero el caballo de mi hermano la vadeó. Pero cuando llegamos a la puerta del castillo, allí estaba parada mi madre en pena y vergüenza. Mi hermano deja que se levante una torre alta, sembrada de afiladas espinas por dentro. Me tomó en mi camisa de seda desnuda y me lanzó allí adentro. Y donde fuera que apoyaba mis piernas tenía el tormento de los espinos. Donde fuera que posara mis pies las afiladas punzadas me desangraban. Mi hermano menor me hubiera asesinado pero mi madre me vendió. Compraron por mi precio una campana nueva y grande en la iglesia de María para que colgara en lo alto. Pero al primer golpe que dio el corazón de mi madre se rompió”. Tan pronto como su pena y dolor fue dicho, nadie conoce mi dolor salvo solo Dios, en el brazo de la reina ella se sentó muerta, jamás le conté mi pena a ningún otro.

traducción: HM

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