Autor: William Morris

¿Has anhelado en días agotadores la visión de un rostro amado? Cuando clamabas por descanso, en medio del dolor de las horas que se dividen, lloraste por sueño y muerte, ¿lo dulce no esperado era una sombra y un aliento? Oh, anhela ahora, porque ningún temor rebaja esas débiles flores besando pies, oh, descansa ahora, y aún en sueño conserva todo tu anhelo.
Descansarás y no temerás un aburrido despertar cerca, de una vida por siempre ciega, descontenta, y desperdiciada y ancha. Te despertarás y la pensarás dulce, que tu amor está cerca y amable. Más dulce todavía para que los labios se encuentren, más dulce que tu corazón que oculta anhelos todos insatisfechos con toda la respuesta del anhelo, no importa cuán cerca te aferres a él.
Recuerdas cómo otrora hasta tu mismo dolor se ponía frío, cómo no podrías medir la dicha, hasta cuando tus ojos y manos se acercaban. Recuerdas todo pesar por el beso escasamente recordado, el sueño perdido de cómo ellas se encontraron, las bocas una vez resecas por la miseria. Entonces parecía que el amor nacía para morir, ahora no descansa, dolor, alegría son uno, amor, descubierto y solitario.

traducción: HM

Vistas: 0
Compartir en