Autor: William Morris

Dos palabras sobre el mundo que vemos, y nada salvo lo mío y tuyo ellas son. ¡Ah!, deberíamos llevarlas adelante, con nosotros deben morar el descanso y la paz, todo libre, ninguna propiedad de bienes y equipo, por hombres y mujeres aunque fuera común a todos el trigo y el vino de los mares y del Rin. Ningún hombre asesinará entonces el ancho mundo cuando no se conozcan más lo mío y tuyo.
Sí, Dios, bien aconsejados por nuestra salud, dio toda esta efímera riqueza terrenal como una herencia común a todos, esos hombres deberían alimentarlos allí con todo, y vestir sus cuerpos y calzar sus pies y vivir una vida simple y dulce. Pero ahora es tanta la codicia que cada uno desea nada menos que todo el mundo, y todo de su propiedad, y todo para él y él solo.

traducción: HM

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