Autor: Moshé Anabí
Y el proyecto de la Riviera de Gaza parece que se hará nomás de las cenizas y escombros del genocidio israelí-estadounidense del pueblo palestino. Sin pausa y con cada vez mayor saña el ejército israelí decidió directamente la ocupación militar de los territorios palestinos, y se han comenzado a producir desplazamientos masivos de palestinos en estado catatónico y hambriento que morirán pronto ante la desidia de la humanidad, o, como les gusta a los académicos de la geopolítica trucha, de “la comunidad internacional”.
El bombardeo de hoy fue directo a la escuela Dar al-Arqam, ubicada en el barrio de al-Tuffah, que estaba sirviendo de albergue a cientos de niños y mujeres bombardeados y hambreados hasta niveles de sadismo extremo, donde pasaron a mejor vida 27 mártires y más de 100 quedaron con heridas fatales, según informó el vocero de defensa civil Mahmoud Bassal. La ciudad de Rafah está siendo devastada otra vez, en la nueva campaña israelí para liquidar a presuntos sobrevivientes de sus sanguinarias masacres. Según el mentiroso y cínico ejército israelí le apuntaron a un centro controlado por terroristas de Hamas, tal como vienen haciendo desde que se creó su estado, fruto de la reparación por haber sido una de las víctimas más notorias del nazismo. Ahora ellos, despojados de su humanidad en Auschwitz y otros campos de concentración, inhumanamente vienen castigando al pueblo palestino, cortando las ayudas humanitarias o asesinando a trabajadores de organismos internacionales, rescatistas o periodistas, que son los principales testigos del genocidio israelí.
Como si esto fuera poco, Israel continúa sus bombardeos constantes en el Líbano y Siria, sabiendo que tiene a gobiernos serviles y ejércitos inviables enfrente, que ya se adueñó de una tercera parte de lo que era la Siria de al-Assad, y que en el Líbano, con sus asesinatos selectivos y sus bombardeos de alta precisión, ha desarticulado por completo los planes terroristas de Hezbolah. Si bien en estos países sus objetivos se encuentran afianzados, lo más relevante es que las matanzas en territorios palestinos están llevando a un nivel de desplazamientos cada vez mayor, y está quedando la zona liberada para cumplir con el plan inmobiliario diseñado por los asesores trumpistas e ideado por su yerno Kushner.
Ya se difundieron muchas imágenes por YouTube de 100.000 residentes de Rafah intentando huir hacia el norte, pero sus desplazamientos fueron obstaculizados por recurrentes bombardeos israelíes en las dos principales carreteras. Así, parece que los palestinos están en una ratonera, e Israel por apelar a una solución fácil y más directa, mostrando el camino para lo que resta del genocidio: tal vez les tiren unas bombas de fósforo sobrantes, o “la madre de todas las bombas” de Trump que fracasó en Afganistán en su primer mandato: es una oportunidad para redimirse y realizar con marca propia el proceso de desalojo –en este caso sería exterminio- para comenzar a asentar los cimientos de su “Riviera de Gaza”. Ciertamente, parece una de las inmobiliarias más implacables del mundo, que cuando se le pone un negocio entre ceja y ceja, aunque consista en un genocidio, no descansará hasta tener la tarea cumplida y poder empezar a disfrutar del gran negocio inmobiliario de sus vidas en nombre de Jehova.