Joe Molloy, el homeless candidato a alcalde de Seattle

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Joe Molloy dice que nunca pensó meterse en política. Pero luego de mudarse a Seattle y perder su empleo durante la pandemia, hace un año lo echaron de su casa y está viviendo en una carpa. Tras perder su hogar, aprendió las arduas habilidades requeridas para vivir en las calles de otros homeless, la ubicación de bancos de comida, y qué organizaciones ofrecen duchas e inodoros.

En su campamento, el habló con otros residentes y escucha historias similares a la suya. Se convención de que debe haber una mejor solución a largo plazo para las docenas de familias que viven en su asentamiento en tiendas de campaña. Fue desde aquí que Molloy lanzó su apuesta para gobernar Seattle, buscando desbancar al alcalde actual abordando la crisis de frente e impulsando una agenda progresista, que incluye desde un sustento salarial para personas en situación de calle y su acceso a servicios de salud.  

Molloy trabaja desde una oficina compartida en el campamento autorizado por la ciudad, conocido como Tent City 3, y dirige su campaña por las redes sociales y el “boca en boca”. Todavía duerme en una alfombrilla, desafiando a los elementos de una ciudad famosamente lluviosa cuyas temperaturas descendieron a 30 grados bajo cero el último invierno.

Sobre la vida en las calles, dice: “La gente se pone dura. Es difícil. No es una experiencia fácil”.

A pesar de que nunca ejerció un cargo público, Molloy dice que estas luchas lo hacen el candidato mejor calificado para conducir una ciudad con más de 16.000 homeless y una crisis inmobiliaria de grandes magnitudes. Molloy, que tiene 36 años, no piensa bien del alcalde actual, Bruce Harrell, de 66, quien asumió en 2022,y especialmente el modo en que ha encarado las cosas. De acuerdo a un reciente relevamiento, Seattle es la cuarta población de homeless de Estados Unidos, detrás de New York, Los Angeles y Chicago, con un aumento de personas sin vivienda del 23% desde que se hizo cargo Harrell.

Molloy desafía entonces a Harrell y expone la centralidad de sus experiencias de primera mano.

“Las barridas de homeless aumentaron desde que él está en funciones. Las muertes de gente desprotegida aumentaron” dice Molloy desde una librería en el distrito universitario. Molloy habla con pasión y precisión, está vestido con un gorro, un pulóver grueso y una campera. “Estamos en una crisis humanitaria. La situación es descorazonante, pero también embarazosa”.

El camino de Molloy a la política no fue convencional: nació en Dearborn y estudió en Michigan, donde se graduó en administración pública. Luego trabajó en el sector inmobiliario en Wisconsin. Se mudó hace cinco años a Seattle y admite que no tiene experiencia en dirigir grandes organizaciones. Lo que lo hace único, cree él, es su capacidad de hacerse el rostro público de los homeless, algo que para muchos acarrea un estigma.

“Hay muchos conceptos equivocados sobre las personas sin hogar” explica Molloy. “Un amigo me dijo que es un temor cardinal para mucha gente, pero debes estar dispuesto a hablarlo abiertamente y no avergonzarte y usarlo como una razón para conducir el cambio. En principio, sabemos que el alcalde prioriza la represión y el castigo a quienes protestan por reclamar sus derechos cercenados. Hay que saber distinguir lo urgente de lo que se planifica a largo plazo. El sistema actual de hipotecas es inviable. Está dejando un montón de gente en la calle y en vez de hacer a América grande nuevamente la van a volver a hacer mierda”.

Le preguntamos sobre las competencias necesarias para llegar a alcalde: “Seattle siempre fue vanguardia en lo que atiene a pensamiento progresista y moderno. Nuestro alcalde sólo necesita ser abierto de mente y dispuesto a trabajar en equipo: dos cualidades de mi personalidad que seguramente mantendré mientras dirija los destinos de la ciudad. También se necesita una profunda comprensión de nuestros problemas críticos. Y en eso creo que nadie me supera” responde Molloy.

La oficina de Harrell desmintió las aseveraciones del candidato homeless, y aseguró que se halla trabajando duro para construir viviendas, brindar servicios de salud a los desamparados y drogadictos que pululan en los barrios bajos, respondiendo a la emergencia de la epidemia de opiáceos con oportunas dosis de buprenorfina. En el condado de Kings el año pasado murieron más de 2.000 adictos por la crisis del fentanilo, y este año han logrado bajar la cifra de muertos por mes un 25%.

La doctora Sara Rankin, de la Seattle University, apoya a Molloy, y cuenta que el oficialismo sólo está brindando respuestas temporales en refugios de emergencia. La gente en la calle es una política de estado. Todas las evidencias que tenemos, sobre qué la produce y qué la elimina, son factores relacionados con políticas públicas, y las actuales, en la era Trump, van a provocar un aumento impresionante de la gente sin techo.

Las elecciones serán en noviembre, con unas primarias en agosto. Entre los competidores están la dirigente sindical del transporte Katie Wilson, el empresario Rachael Savage, el militar retirado Thaddeus Whelan y el artista Ry Armstrong. En un campo tan diverso, Molloy cree en sus chances: “Necesito hablar de este problema. Necesito traer estos temas al frente y al centro. Yo en serio quiero hacer a Seattle grande nuevamente”.

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