Autor: Robinson Jeffers
Bebe hondo, bebe hondo de la quietud, y en los márgenes del mar no recuerdes tu viejo malestar ni todas las miserias que vendrán. Más calmo que nieblas, y frío que ellas, que pliegue sobre pliegue por el opaco valle son enrolladas, aprende a ser.
El pasado –fue un sueño febril, un sueño de borracho lleno de lágrimas-. El futuro -¡oh, que alas salvajes resplandecen, rodando en el furgón de años desesperados! Tú amaste la tarde: destellos del amanecer, la noche se ha ido: ¿qué peligros te seducen, qué sueños más feroces?
Pero mientras, ahora el este es gris, la hora es pálida, los gallos aún lerdos, alégrate ante el nacimiento del día, toma tu breve descanso antes de que amanezca: aquí en el hermoso bosque toda la noche la niebla fluye, la última de tus soledades, tu hogar durante un año.
traducción: HM