Autor: Robinson Jeffers

Un jinete en lo alto solo como un águila en el espolón de la montaña sobre el cañón Mirmas maneja las riendas, mira abajo a los constructores del puente, hombres, camiones, las poderosas palas, el abarrotado extremo del nuevo camino de la costa en la base de la montaña. El ve los bucles de la carretera hacia el norte, de un promontorio a otro, hacia la niebla gris sobre el Punto de Borrador, él sacude su puño y hace el gesto de retorcer el cuello de una gallina, frunce el ceño y cabalga más alto.
Yo también creo que la vida de los hombres que andan a caballo, pastores de ganado sobre la pastura de la montaña, labriegos de granjas remotas de roca angosta en pobreza y libertad, es una buena vida. En el extremo lejano de esas vueltas de camino está lo que vendrá y lo destruirá, una rica y vulgar y desconcertada civilización agonizando en el corazón, un mundo que está fervientemente preparando nuevas guerras, peculiarmente las viciosas, y más pesadas tiranías, un mundo extrañamente misionero, jinete del viento, educador, editor, cineasta y radiodifusor, tan ansioso como una vieja puta borracha, patéticamente ansiosa de imponer la seducción de sus encantos huidos en todo lo que por ignorancia o aislamiento pudo haber escapado. Yo espero que el curtido jinete allí arriba morirá antes que sepa qué hará este ansioso mundo a sus hijos. Hombres de mente más dura pueden repudiar a una vieja puta, o cínicamente aceptar sus amabilidades borrachas por lo que ellas merecen, pero el inocente y el crédulo pronto son corrompidos.
¿Dónde está nuestra consolación? Hermosas más allá de la creencia las alturas resplandecen en la nube deslizante, los bordes de bronce del gran desfiladero de montañas se elevan invenciblemente, no les duele esta cinta de carretera tallada a sus pies en el mar.

traducción: HM

Vistas: 1
Compartir en