Autor: Robinson Jeffers
La contemplación haría una buena vida, mantenla estricta, solo los ojos de una calavera del desierto bebiendo el sol, demasiado intensa para la carne, exultaciones solitarias de hueso blanco; la pura acción haría una buena vida, deja que se afile entre la garganta y el cuchillo. Un hombre que conoce la muerte de corazón es el hombre para esa vida. En placentera paz y seguridad cuán de pronto comienza a morir el alma en un hombre. El mirará por encima de los bueyes encajonados envidiando al cruel halcón, y cavará bajo la paja por una piedra para magullarse.
traducción: HM
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