Autor: Shahid Rind
El grupo separatista de la provincia sudoccidental de Pakistán dice que tomó a 214 rehenes, incluido personal militar, luego de secuestrar un tren mientras la situación de inseguridad en el país asiático se deteriora a pasos agigantados, y con el gran Imran Khan en la cárcel.
El ELB voló las vías del Expreso de Jaffar mientras pasaba por un túnel en una remota zona montañosa, obligando al tren, que hacia el trayecto de Quetta en Baluchistan a Peshawar en la vecina provincia de Khyber Pakhtunkhwa, a detenerse. El tren, que tenía 400 pasajeros a bordo, quedó atrapado en el túnel y el conductor malamente herido, según informes de las autoridades policiales.
En una reciente declaración, el ELB dijo que mató a treinta militares y que tomó de rehenes a personal militar y policial, describiéndolos como “prisioneros de guerra”, aclarando que permitió a todos los civiles salir del tren –y del túnel- para tomar luego rutas seguras a su destino.
El gobierno baluchistano negó que hubieran militares en el tren, y ciertamente lo hizo para no verse involucrado en la represión y terrorismo de estado que ejerce a diario. Lo último que se sabe es que la agrupación rebelde mantiene el control del tren y que está dispuesta a una intensa confrontación con los militares y la fuerza aérea pakistaní. Y en su comunicado, puntualizó: “Si la intervención militar continúa todos los rehenes pasarán a mejor vida”.
El grupo ofreció un intercambio de prisioneros –a lo Hamas/Israel-, y dijo que el estado paki tiene 48 horas para liberar a los activistas baluchos retenidos en prisiones militares, y en caso de incumplir con la demanda “todos los secuestrados serán ejecutados y el tren completamente destruido”.
El gobierno central informó que ya envió equipos de rescate pero que el terreno es muy duro y no hay buena cobertura de Internet. El vocero del gobierno balucho, Shahid Rind, por su parte, declaró: “La escala del incidente aún la desconocemos. Sabemos que hay elementos terroristas, estamos activos para retomar el control del tren”.
El ministro del interior, Mohsin Naqvi, condenó el hecho, manifestando: “Las bestias que disparan a pasajeros inocentes no merecen la menor concesión”.
Baluchistán, la provincia más grande y pobre de Pakistán, tiene varios movimientos separatistas violentos. La región, que comparte fronteras con Irán y Afganistán, ha sido siempre explotada por los gobiernos centrales, que siempre han combatido ilegalmente a estas organizaciones baluchas con ejecuciones extrajudiciales. Desde que volvieron los talibanes al poder en Afganistán, los guerrilleros baluchistanos ganaron confianza y cobraron impulso para liberarse del yugo de gobiernos anglófilos como el actual, simpatizando con la era nacional y popular de Khan.
En el último año el ELB creció notablemente y suelen cortar rutas y realizar atentados que preocupan a las autoridades militares por su saña y sangrientos resultados. En febrero masacraron a siete viajeros punjabis que iban en una combi, y en noviembre del año pasado habían puesto una bomba en una estación de Quetta matando a catorce soldados. Los baluchos demostraron también su antipatía por China: un hombre-bomba se había inmolado en octubre en el aeropuerto de Karachi para cargarse a un puñado de trabajadores chinos en búsqueda de oportunidades en Baluchistán. Cuestión que son hombres de armas tomar, de usarlas y descargar su odio con ellas.