Autor: Robinson Jeffers
En la pequeña plataforma pavimentada de mármol, en la torreta de la cabeza de la torre, observando la noche profunda. Siento el borde de la roca del continente rodar hacia el este conmigo bajo las anchas estrellas. Yo me inclino sobre las amplias tierras desgastadas de la cima del parapeto y las piedras y mis manos que las tocan ruedan al este. Las montañas interiores descienden y nuevas luces brillan sobre el borde oriental de la tierra hundiéndose. Sube el oscuro océano y enrojece las estrellas occidentales con su aliento de niebla, y las oculta con su oscuridad acumulada.
La tierra fue el mundo y el hombre fue su medida, pero nuestras mentes han mirado a través de la pequeña cúpula de broma del cielo el globo ocular del observatorio con ranura telescópica, allí espacio y multitud entran y la tierra es una partícula de polvo junto a un sol de arena, perdida en una cala sin nombre de las orillas de un continente. Galaxia sobre galaxia, innumerables torbellinos de innumerables estrellas, soportaron como si fuera para siempre y la humanidad vino a ser, sus dos o tres millones de años son un momento, en un momento ciertamente cesará de ser, y galaxia sobre galaxia duran luego de eso como si fueran para siempre… Pero el hombre es conciente, él trae el mundo a foco en un cerebro que siente, en una red de nervios atrapa el esplendor de las cosas, rompe el sonambulismo de la naturaleza… Su distinción quizás, difícilmente su ventaja. Para esclavizar por despreciables placeres y gritar con dolor, difícilmente sea una ventaja. ¿Conciencia? El estudioso astrónomo analizando la luz de los torbellinos de estrella más remotos los ha encontrado, o un truco de distancia engaña a su prisma, todo a increíbles velocidades huyendo hacia afuera de nosotros. Yo pensé, sin duda están huyendo del contagio de conciencia que infecta este rincón del espacio.
Porque a menudo he escuchado gemir a las duras rocas que manipulé, porque el líquen, el tiempo y el agua las disuelven, y ellas deben viajar por la extraña escala cayendo del suelo y plantas y la carne de bestias para convertirse en los cuerpos de hombres, ellos murmuran a su destino en los huecos de noches sin viento, ellos serían cualquier otra cosa que carne humana ejecutada por el dolor y alegría, ellos rezan por la aniquilación más pronta, pero la aniquilación no está en el libro todavía.
Entonces, pensé, el rumor de la conciencia humana ha recorrido el mundo, los universos sanos y no infectados del espacio exterior lo rehúyen en un pánico de escape, mientras los hombres huyen de la plaga tomando una ciudad: por mirar a los frutos de la conciencia: como en el joven Walter Margrave cuando fue sentenciado por asesinato: él estaba pensando cuando lo trajeron de vuelta a la celda en la cárcel, ‘tengo solo un momento para arreglar mis pensamientos, debo pensar rápidamente, debo pensar claramente, y asentar el mundo en mi mente antes de que sea expulsado’, pero para sentir los ojos curiosos de sus compañeros prisioneros y el guardia de boca irónica y así sucesivamente le atormentan a través de las barras de acero poniendo su mente en un estupor, él sólo podría sentarse frunciendo el ceño, ostensiblemente despreocupado. ‘Pero puedo controlar mi mente, sus ojos no pueden tocar mi voluntad. Uno contra todos. ¿Qué uso tiene la voluntad en este final de todo? Una especie de náusea es el principal sentimiento… En mi estómago y garganta… aunque en mi cabeza orgullo: yo di una buena pelea y ellos no pueden quebrarme, solo, intacto, contra ciento veintitres millones de personas. Ellos van a matar al quizás mejor cerebro del mundo, que pudo haber hecho tales descubrimientos científicos como poner al mundo siglos por delante, porque yo tenía la mente y el poder. Buh, es su pérdida. Tontos ciegos, matando a su bestia’. Cuando su mente olvidó los ojos hizo rápido caprichosas imágenes en vez de palabras, pero no de la escuela médica y los laboratorios, su último interés intenso, no del todo de su crimen, atisbos del rango de la costa en casa, la V de un cañón hacia el oeste con la vibrante línea azul del océano ensartados y afilados a través de él, esa colina con cúpula sobre el valle, dos vacas como manchas sobre la cumbre y una jungla hermosamente colorida de roble venenoso a los pies, su hermana medio desnuda lavándose el pelo, ‘Mi sucia hermana’, cuyo ejemplo y sus amantes lo habían mantenido casto por revulsión, la boca crecida de cañas del río y la barra de arena contra el punzante esplendor del mar… y angustia detrás de todas las imágenes (él comenzó a considerar su propia mente nuevamente) ‘colgaban como una pared’. Colgado. La angustia se adelantó, un cuchillo real entre dos latidos del corazón, el órgano se detuvo y luego corrió. El experimentó un rato con su corazón, haciendo en su mente una imagen de un hombre colgado, pretendiendo de que iba a pasar al siguiente momento, tratando de observar si el latido suspendido ‘suspendía’, él pensó en sístole o en diástole. El efecto pronto falló, la angustia permanecía. ‘Ah, mi flojo abogado, maldito sea, dejó deslizar chance sobre chance. Miedoso traidor’. Entonces imágenes rotas de las escenas en la corte, el jurado, el juez, los ociosos, y ni un rostro que no estuviera sombrío de odio. ‘Pero encontré sus ojos, uno contra todos’. De pronto su mente fue incapaz de hacer imágenes o palabras, pero aún salvajemente activa, golpeando en todas las direcciones como una serpiente en una hoguera, encontrando sólo el feroz elemento de su propia angustia. El se levantó y sintió los ojos del guardia y se sentó, giró a un costado su cabeza, descansando su mentón en su puño, frunciendo el ceño y temblando. Vio claramente en su mente las pequeñas glándulas suprarrenales posadas en los riñones de color marrón rojizo, como si todos sus condenados tejidos se tornaran transparentes, derramando en estas pasiones su violenta secreción en su corriente sanguínea, levantando su presión insoportablemente. Y la tiroides, tensión, tensión. Un largo curso de eso podría operar graves cambios. ‘Si ellos torturaron a un hombre como perro de laboratorio por el descubrimiento: habría valor ganado: pero por el proceso de ley por venganza, porque sus glándulas y su cerebro lo hicieron actuar en otra forma fuera de lo común: ¡Tú, increíble cría de culos!’ El sonrió autoconciente en abierto desprecio de la gente, el guardia en la puerta para observar esa sonrisa, ‘mi Dios, ¿me importa la opinión del que abra la puerta?’ De pronto su mente nuevamente estaba latigando como una serpiente ardiendo. Luego fue torpe por un rato. Esto continuó por meses.
Su padre había venido a visitarlo, él vio la ruinosa cabeza de cabello cano por dos compuertas de acero bajo la luz eléctrica más azul que parecía pelar su piel desde la cara. Walter dijo animadamente demasiado fuerte ‘Hola. Te ves como una calavera’. El afeitado y hundido mentón en respuesta masticó palabras inaudibles. Walter, con un filo de pensamiento de placer ‘¡Una vez él fue más fuerte que yo! Cuando era niño yo solía admirar la fuerza de este pobre viejo’, y dijo ‘Anímate, viejo amigo, pronto terminará. Aquí no hay nada por lo cual llorar. ¿Piensas que tengo miedo de morir? Es la gente buena que teme a la muerte, gente con la suave franja de bondad en ellos temen la muerte: pero yo, tú sabes, soy un monstruo, ¿no lees los periódicos? Atrapado al fin: yo peleé a ciento veintitres millones de personas. ¿Cómo está Hazel?, ¿cómo está la granja?, podría salir de este raspón fingiendo demencia, pero me rehúso, no hay un alienista vivo que pueda atraparme. Soy el rey de España muriendo por el mundo. He sido perseguido desde que nací por una secta secreta, ellos me clavaron alfileres y me alimentaron con regulares dosis de veneno por una cierta razón. ¿Por qué pretendes que eres mi padre? Dios es… Créeme, podría sobrellevarlo. Pero me rehúso’. El viejo Margrave miró tímidamente a los dos guardias escuchando, y llevó su trémula mano morena a través de sus ojos bajo el cabello blanco. ‘Pensé en ir a ver al gobernador, Walter’. ‘¡Eso es!’ ‘No esperes nada, Walter, ellos dicen que no hay esperanza. Dicen que ni siquiera me van a permitir verlo’. ‘Por Dios’, dijo el joven temblando, ‘puedes si lo deseas. Nunca le creas a ese abogado. Si tuviera a Dorking: pero no podrías pagarlo. Los hombres pobres no tienen derecho a criar hijos. No estaría aquí si hubieses tenido dinero para que fuera a la universidad. Dile al gobernador que sé que él no perdonará, pero puede conmutar la sentencia a cadena perpetua. Entonces podré leer y estudiar, puedo ayudar al médico de la penitenciaría, puedo hacer algo para ayudar a la humanidad. Dile que es una locura arrojar un cerebro como el mío a la basura. No niegues mi culpa pero díle mis razones. Secuestré a la chica para tener dinero y terminar mi formación médica. ¿Qué es la vida de una niña contra una carrera como la mía que podría salvar a miles de niños? Di que he aislado el organismo de la parálisis infantil: podría hacer más: pero que sólo eso podría salvar a miles de niños. Yo fui misericordioso, ella murió en paz, dile eso. Fue cuestión de descabezar a un pequeño sapo blanco. ¿No piensas que lo puedes hacer comprender? No soy un criminal: juzgo de un modo diferente que otros. No tenía miedo de pensar por mí mismo. Todo lo que hice fue por dinero para mi educación, para ayudar a la humanidad. Y dile que si he hecho algo mal, ¿qué es lo que está mal? He pagado por ello con terrible sufrimiento: cuanto más se desarrollaba el cerebro mayor la agonía. El no admitirá eso. Oh Dios, ¡esos sesos del tamaño de una arveja! Para ser ajusticiado y estrangulado por ciento veintitres millones de arvejas. Arrodíllate ante él. Me debes eso: no tendrías derecho a criar, tú eres pobre. Pero tú picoteabas por una mujer, tenías que alcanzarme afuera de la feliz colina de no ser. Fa, para abrazar a una mujer y hacer este yo. Ese es el mal en el mundo, esa carta. Yo, yo, dile al gobernador que no tengo miedo de morir, que me río ante la muerte. No, no, nos reiremos en privado. Dile que estoy loco. He llegado a eso: luego de ser la única mente sana entre ciento veintitres millones de arvejas. Cualquier cosa, cualquier cosa…’.
El había dejado que sus nervios enfurezcan a propósito, para conminar al viejo a la acción, ahora al fin escapando completamente de control ellos se tambalearon en una ciénaga de espesos sollozos. Los guardias lo empujaron hacia arriba y caminaron con él afuera como si fuera medio insensible. El no era insensible, sino más precisamente precavido que siempre en su vida antes de que todo aquello lo tocara, y de vergüenza y angustia. Ustedes serían sabias, ustedes, lejanas estrellas, en huir con la velocidad de la luz de esta infección. Porque aquí el bueno y sano material invulnerable y la naturaleza de las cosas cada vez más y más vivas y llantos. La roca y el agua se tornan humanos, la amarga maleza de conciencia atrapa al sol, se aferra a las estrellas cercanas, incluso la porción más cercana del Dios universal parece devenir conciente, anhela, se regocija y sufre: creo que esta herida será sanada en alguna era de tiempo antes que muera la humanidad, entonces el sol dirá ‘¿Qué me dolió un momento?’ y reanuda el viejo triunfo desalmado, y el hierro y la tierra de piedra con inorgánica y confidente gloria anular sus ruinas y fósiles, como esa increíble rosa roja inmarcesible del desierto en Arizona resplandeciendo vida para burlarse, y moler las calcáreas cáscaras de semillas vaciadas de conciencia, las calaveras desnudas de los muertos en polvo, luego de que algún millón de cursos alrededor del sol puedan pasar su tristeza: ¿Pero por qué tus mundos de distancia virgen deberían soportar para sobrevivir de lo que sería mejor escapar?
Tampoco soy inocente de contagio, pero he esparcido mi espíritu en el mundo profundo. He tenido soles y he enviado el fuego más ancho. He plantado árboles, ellos también sienten mientras viven. He humanizado el antiguo acantilado esculpido en el mar, y los estragos de roca del océano en una casa y una torre, apurando la segura decadencia del granito con mi martillo, su polvo duro hará carne suave, y ha ampliado en mi ociosidad la desastrosa personalidad de vida con poemas, que son lo suficiente placenteros en la crianza pero se amargan al final para enviar olvido y las muertes tempranas del verso más noble, y más carne más noble, y he proyectado mi espíritu detrás de la soberbia frente suficiente de naturaleza para dotar al Dios inhumano con esta conciencia aturdida.
¿Pero quién es nuestro juez? Parecería que la enorme belleza del mundo requiere para completarse nuestro fantasmal incremento, tiene que soñar, y soñar malamente, un momento de su noche.
Sobre la pequeña plataforma de piedra en la torreta de la cabeza de la torre, entre las estrellas y la tierra, y el océano y el continente. La luz de un barco brilla y se eclipsa bien a lo lejos, detrás de las altas olas sobre la colina de agua. En el este bajo las Híades y Orión naciente hay varias ciudades y multitudes de gente, pero hacia el oeste en un largo camino son lo suficiente pocos. Es afortunado mirar al oeste como mirar hacia arriba. En el sur la boca oscura del río refleja una estrella que se para sobre la granja de Margrave. El viejo la ha perdido, ya no está más aquí. Bajó a la boca del río el último diciembre, cuando recientes lluvias habían abierto la corriente y el salmón estaba corriendo. Muy solemnemente los pescadoras se paraban como garzas a lo largo de la arena baja, y leones marinos en las ondulantes olas con profundas voces húmedas tosían el uno al otro, el aire de mar es ronco con sus voces aquel tiempo del año. Margrave había vagado desde el mediodía entre los pequeños pliegues del campo hacia el mar que él había olvidado arar y estaba intentando vender aunque él solía amarlo, pero todo estaba perdido ahora. El yace un rato con su rostro en los rastrojos podridos y las hojas verdes sin sembrar al azar, luego se levantó y fue a la deriva sobre la cresta hasta las arenas de la boca del río, sin objetivo, pálido y con ojos abiertos, como la luna de día una clara mañana, opuesta al sol. El advirtió con sorpresa a los varios pescadores como garzas en las superficies y junto a las arenas, y entonces que su chica Hazel estaba con él: quién había temido lo que él podría hacerse a sí mismo y había venido a observarlo cuando él yacía boca abajo en el campo. ‘Sé lo que están haciendo’, dijo él astutamente, ‘¡Hazel, ellos están pescando! Supongo que ellos no lo saben’, susurró él, ‘sobre nuestro problema. Oh no, no les digas’. Ella dijo ‘No bajes, padre, tú cara se lo diría. Siéntate aquí en el borde del césped, observa al río marrón encontrar el mar azul. Mira: aquel muchacho atrapó algo. Cómo la línea corta el agua y la pequeña rueda canta’. ‘Si fuera rico’ contestó el viejo Margrave, ‘ellos hubiesen arreglado el anzuelo para… Walter… con algún otro cebo. Se pega a mi mente que… Walter me acusa demasiado’. ‘Mira’, dijo Hazel, ‘él está aterrizando ahora. Oh, es uno grande’. ‘Hace algún tiempo soñé que iba de pesca’ respondió él, ‘pero nosotros éramos el pescado. Vi a toda la gente corriendo en busca de premios que colgaban del cielo en largas líneas. Una chica adorable o una bolsa de dinero o una caja de whisky, o cosas falsas como la reputación, plumas de alce y un anzuelo. Un hombre se levantó, agarró y sacudió la línea, entonces tú supiste por su rostro que el anzuelo estaba en él, adonde fuera que vaya. A menudo son ejecutados por la mitad de una vida antes de aterrizar: otros, como… mi hijo… son parados en seco. Oh, oh, no es un sueño’, dijo él gentilmente, ‘él quería dinero para su educación, pero tú, pobre chica, querías novios, ahora tienes una panza redonda. Ese es el anzuelo. Yo quería hijos y tuve a Walter y a ti. ¿Hum? Enganchado dos veces es demasiado. Vamos a caminar’. ‘No por ahí: vayamos a casa, papi. Te hace infeliz verlos pescar’. ‘No’ contestó él, ‘nada puede. Lo tengo en mi bolsillo’. Ella caminó detrás de él, ocultándose, avergonzada de su visible embarazo y el destino de su hermano, pero cuando el viejo tropezó y vaciló en la pendiente ella fue a su lado para ayudarlo, su mano derecha bajo su codo, y envolvió su cuerpo con el otro brazo.
El claro río marrón corría ansiosamente por la colina de arena, socavando sus bancos, que se deslizaban en masas, altas olas caminaban muy lentamente por la corriente desde el mar, y se paraban estacionadas en la garganta del canal antes de que se disolvieran. La roca que los niños llaman Capa-roja se paraba alta y desnuda entre los pescadores, el líquen naranja en su cabeza. Al final del mar de arena dos muchachos y un hombre tenían rifles en vez de varas, querían castigar al salmón devorando leones marinos porque el pescado era más escaso que el año pasado, cuando fuera que una lisa cabeza marrón con los grandes ojos preguntando rompía el mar al que ellos disparaban. Margrave había escuchado los disparos pero no lo había advertido, aunque cuando caminó junto a la corriente vio un nadador mirar desde el agua y su redondo ojo oscuro de pronto estalló sangre roja antes de desplomarse. El gritó y se retorció desde la mano de Hazel y corrió como una ardilla por la orilla de la corriente. ‘¡No lo permitiré!’ El cogió un rifle. ‘¿Por qué mi compañero será colgado por matar y todos los otros liberados?’ El luchó débilmente para obtener el rifle, el banco de arena se deslizaba bajo sus pies, él se resbaló y yació cabeza abajo en la corriente y fue arrastrado a horcajadas. Entonces vino Hazel corriendo pesadamente, y cuando él fue capaz de caminar ella lo condujo afuera. La bestia de mar, cegada pero un doloroso y vano resplandor, murió de hambre mucho antes de que pudiera morir, el viejo Margrave aún vive. La muerte es como un pequeño niño alegre que corre por el mundo con las llaves de salvación en sus dedos locos, prestándolos al azar donde no los quieren, pero a menudo sosteniéndolos donde son más requeridos.
El hijo de Margrave a su tiempo tenía sólo cuatro días para esperar, pero la muerte le parecía ahora tan espantosa que hablar de sus pensamientos y el horror abyecto sería insultar a la humanidad más de lo que se merece. Al final el cáñamo sacudido rompió el cuello de lado y amorató el cable de nervios que hila los anillos del hueso, la intolerablemente forzada conciencia cambió en un momento. Fue extrañamente cortado en dos partes en la soga, la conciencia de la cabeza desde la del cuerpo, ambas fueron liberadas y puestas en llamas, la de la cabeza está con la luz paradisíaca que destella como el nacimiento salvaje de una estrella, pero llorando desconcertada y de pronto extinguida, la del cuerpo con una aguda emoción de amor satisfecho, una ola de dura calidez y alegría, que menguó fría en la oscuridad. Luego de un tiempo de oscuridad los sueños que siguen a la muerte vinieron y remitieron, como contracciones fibrilares de los nervios desorganizándose, y algunos de los pequeños sueños eran deliciosos y algunos, leves miserias, pero nada intenso, entonces la conciencia vagó a casa desde la célula a la molécula, fue completamente disuelta y cambiada, la paz era el final del juego, tanto como le concierne a la humanidad. Oh, hermosa y caprichosa pequeña salvadora, muerte, el niño alegre con los ojos de gitano, para evitarte por un tiempo pienso que es virtuoso, temerte es insano.
Sobre la pequeña plataforma de piedra, sobre la tierra y el océano me parece haber estado parado un largo tiempo y observé a las estrellas pasar. Creo que ellas también perecerán. Aquí hoy, ido mañana, pequeñas galaxias desesperadas esparciéndose y haciendo brillar su sustancia como un pensamiento apasionado. Está muy bien ordenado.
traducción: HM