Autor: Robinson Jeffers

El océano no ha estado tan tranquilo por un largo rato, cinco garzas nocturnas vuelan a lo largo de la orilla sin voces en el susurro del aire sobre la calma de un reflujo que casi espeja sus alas. El sol ha descendido, y el agua ha bajado desde la roca ataviada de maleza, pero el muro de nubes distante se eleva. El reflujo murmura. Grandes sombras de nubes flotan en el agua opalina. A través de las grietas de la pantalla del mundo brilla el oro pálido, y la estrella vespertina de pronto se desliza como una antorcha voladora. Como si no hubiéramos estado destinados a verla, ensayando detrás de la pantalla del mundo para otra audiencia.

traducción: HM

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