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I. Referencia a un pasaje en la Vida de Sila de Plutarco
La gente comprando y vendiendo, consumiendo placeres, hablando en las arcadas, de pronto todos se quedaron callados, y corrieron desde abajo de la piedra para mirar al cielo: tan estridente y lúgubre, tan feroz y final, un descarado repique de trompetas alto en el cielo, en el verano azul sobre Toscana. Ellos se maravillaron, los adivinos respondieron: ‘Aunque los dioses estén un poco preocupados por los hombres, al final de cada período una señal es declarada en el cielo indicando nuevos tiempos, nuevas costumbres, un pueblo cambiado, los romanos gobiernan, y Etruria está terminada, un sabio marinero ajustará las velas al viento’.
Ayer escuché tan lúgubre y estridente un soplido de trompeta, era duro ser sabio. Tú debes comer el cambio y soportar, no preocuparte mucho por la gente, ellos tendrán su felicidad. Cuando la república crezca tan pesada de soportar, entonces César la transportará, cuando la vida se ponga odiosa, habrá poder…
II. A los niños
El poder es bueno, la vida no siempre es buena pero el poder es bueno. Entonces deben pensar cuando la abundancia hace peones de personas y todos los panes son una masa. La empinada singularidad de la pasión muere, dirán ellos. ‘¿Qué fue eso?’ pero el poder triunfa. El cariño vivirá bajo vidrio y la belleza se volverá salvaje en las montañas secretas. Hay belleza en el poder también. Sus niños deberían ampliar los ojos de sus mentes para tomar las montañas en vez de rostros, y millones en lugar de personas, no para odiar la vida, y masificar el poder luego de que muera el solitario halcón.
III
Esa comadreja amante de la sangre ligera, una lengua de fuego amarillo lamiendo los lados de las piedras grises tiene un corazón más apasionado y más puro en los flancos delgados como serpientes que el hombre puede imaginar, pero él es traicionado por su propio coraje, el hombre que lo mata es como una nube ocultando una estrella.
Entonces alaba al halcón de ojos de joya y la alta garza azul, los negros carmoranes que engrasaron su roca de mar con limo brillante, hasta ese destructor de hormigueros, el pájaro carpintero rojo volando una estrella blanca entre las nubes de viento color sangre, a través de los claros del bosque y los verdes lagos de sombra.
Esos viven sus naturalezas sentidas, ellos conocen su norma y viven hasta el límite, ellos comprenden la vida. Mientras hombres moldeándose hasta el hormiguero han sofocado sus naturalezas hasta las almas que hay en ellos, ellos se han vendido por juguetes y protección: No, pero considérenlo un rato: ¿qué más? Hombres vendidos por juguetes.
Gente incómoda y fraccional, sin centro salvo los ojos y bocas que los rodean, sin otra función que servir y soportar a la civilización, la enemiga del hombre, no importa que ellos vivan insanamente, y el deseo con sus lenguas, progreso, con sus ojos, placer, con sus corazones, muerte.
Sus ancestros fueron buenos cazadores, buenos pastores y espadachines, pero ahora el mundo está dado vuelta, los buenos hacen mal, la esperanza está en criminales, en vicio que disuelve las ciudades y guerra para destruirlas. Por guerras y corrupciones la casa se caerá. Lamento por quienes les caerá encima. Estén contentos: la casa está minada, caerá.
IV
Lluvia, granizo y sol brutal, el arado en las raíces, el despiadado hierro de poda en las ramas fortalece las viñas, están todos alimentando amigos o enemigos sin poder hasta que las uvas estén púrpura. Pero cuando tú has madurado tus bayas es tiempo de comenzar a perecer.
El mundo enferma con cambio, la lluvia deviene veneno, la tierra es un pozo, es tiempo de perecer. Las viñas son clarividentes, la misma bondad de la naturaleza corrompe lo que su crueldad antes fortaleció. Cuando te paras en el pico del tiempo es tiempo de comenzar a perecer.
Alcanza las largas y mórbidas raíces que olvida el arado, descubre las profundidades, deja que los largos pálidos aros gasten todo para descubrir el cielo, ahora nada es bueno salvo los espejos de acero de descubrimiento… Son enormes y hermosos amaneceres de tiempo, luego de que perecemos.
V
Lamentando el equilibrio roto, la postración de la tierra sin esperanza bajo las manos de hombres y sus mentes, los hermosos lugares muertos como conejos para hacer una ciudad, el hongo extendiéndose, los hilos de limo y las esporas, mi propio futuro obsceno de costa: recuerdo el futuro más lejano, y el último hombre muriendo sin sucesión bajo los ojos confiados de las estrellas. Fue sólo un accidente del momento, la raza que nos plagó, el mundo reanuda el viejo y solitario esplendor inmortal, desde aquí incluso puedo percibir que aquella vela apagada tenía algo… una fantástica virtud, un débil pathos[1] sin forma… Entonces la muerte los adulará al fin: ¿qué, hasta el disparo del mono pelado fue moderadamente admirable?
VI. Palinodia
Durante todo el verano, ni la lluvia ni las olas lavan la percha de los cormoranes, y sus excrementos la han pintado de un blanco resplandeciente. Si el excremento de comedores de pescado hace de la roca marrón una montaña de nieve al mediodía, una rosa en la mañana, un faro al salir la luna sobre el agua negra: es apenas posible que hasta las vidas del presente de hombres sean algo, sus artes y ciencias (junto a la luz de la luna), no enteremante ridículos, ni sus ciudades meramente una ofensa.
VII
Bajo mis ventanas, entre el camino y el acantilado, amarga hierba salvaje se erige estrecha entre la gente y la tormenta. Invierno tras invierno el océano roe su tierra, verano tras verano las ruedas y los pies invaden y destruyen. Obstinada vida verde, y al que come el acantilado no puedo confortarlo, ignorante cuyo color, azul gris o verde pálido, su semilla disfrutará maravillosas venganzas y chupará las arterias y caminará triunfante sobre los rostros.
[1] Impacto emocional de un evento de cualquier naturaleza.
traducción: HM