Cuatro de julio junto al océano

Autor: Robinson Jeffers

El continente es un buey domado, con todas sus montañas, poderoso y servil, aquí está para la tierra del arado, aquí está para el parque y terreno de juego, esta catarata indefensa por poder, yace detrás de nosotros en el talón, todos dóciles entre este océano y el otro. Si la inundación complica las tierras bajas, o el terremoto quiebra los muros, es sólo la torpeza de un esclavo o el natural estremecimiento de un esclavo recién hecho. Entonces nosotros, felices amos sobre el solsticio encendemos hogueras en la orilla y celebramos nuestro poder. La bahía está atada al cuello con fuego, las bombas hacen fuentes de cristal en el aire, los cohetes llueven el cuello de cisne sobre el agua nocturna… Yo imaginé que las estrellas se apartaban un poco como si lo hicieran de niños problemáticos, fríamente compasivas, pero el océano ni parece asombrado ni temeroso: si éste ha sido el pequeño mar que Xerxes azotó, cómo nos habría temido.

traducción: HM

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