Autor: Máximo Redondo
Joe Biden está siendo presionado en su última semana en ejercicio para liberar a Abu Zubaydah, un palestino detenido luego del ataque a las torres Gemelas, que fue trasladado sin cargos ni imputación formal a su centro de detención, torturas y experimentación atroz con seres humanos de Guantánamo.
Un panel de expertos de la ONU y un grupo de 1.000 académicos en leyes y derechos humanos le escribieron una misiva reclamando el perdón del prisionero de 53 años, el primer preso de la red global de prisiones secretas que opera la CIA. Especialiastas en detenciones arbitrarias y desapariciones forzadas le reclamaron al gagá a punto de expirar su presidencia “su inmediata liberación y relocalización en un tercer país seguro. El señor Abu Zubaydah padece serios problemas de salud, derivados de las heridas provocadas por las sesiones de tortura a las que fue sometido, exacerbadas por denegarle atención médica. Además, se ha impedido que se comunique con su abogado” –sentenciaron los expertos en derechos humanos de la ONU.
Zubaydah, palestino nacido en Arabia Saudita como Al-Abidin Muhammad Husayn, fue bautizado en Estados Unidos “el prisionero eterno”. Lo detuvieron agentes de inteligencia yanquis y pakistaníes en Faisalabad, Pakistán, en marzo de 2002, pasó cuatro años en sitios oscuros de la CIA en Pakistán, Afganistán, Tailandia, Diego García y Polonia, y le aplicaron el “submarino” 83 veces en un mes antes de trasladarlo a Guantánamo en 2006.
El hizo dibujos sobre cómo lo torturaron en los que plasma vívidas descripciones donde se refleja todo el sufrimiento y los vejámenes físicos y psicológicos a los que fue sometido. Primero lo describieron como uno de los líderes de Al Qaeda, aunque poco después los mismos agentes de inteligencia que lo torturaron y abusaron de él reconocieron que no tiene nada que ver con los ataques a las torres, y que carece del menor vínculo con Al-Qaeda (que no es otra cosa que una filial más de mercenarios torturadores de la CIA).
En otra carta, los pocos expertos en derechos humanos que aún quedan en Estados Unidos le dijeron al presidente saliente que el tratamiento que le dieron a Zubaydah es “un oprobio para Estados Unidos y su historia. Su orden personal de liberarlo y llevarlo a un estado donde pueda vivir seguro es quizás la única acción que rompería los patrones de miedo, indiferencia e inacción burocrática que han permitido que su detención ilegal entre a su tercer década” –escribieron los sabios yanquis.
En sus últimas semanas Biden ha acelerado el traslado de presos de Guantánamo a terceros países. Uno fue trasladado a Túnez, otro a Kenia, y se preparó el traslado de once yemeníes que están por aterrizar en Omán.
Zubaydah es uno de los 15 que todavía permanecen en Guantánamo. Hay otros tres que también parece que los van a dejar salir, entre ellos está Muieen Abd Al-Sattar, un rohingya de ciudadanía pakistaní. Ninguno de ellos formó parte de organización terrorista alguna, salvo en su condición de detenidos del mayor estado terrorista de la historia: los Estados Unidos de Norteamérica.
Más allá de la decisión que tome Biden, las cosas pintan para funcionar mucho peor, pues el próximo presidente no sólo quiere el canal de Panamá y adquirir Groenlandia como si fuese a un supermercado, sino que también planifica ampliar la presión sobre la isla comunista sin descartar la invasión lisa y llana para reimponer el régimen de Batista.