Autor: Davies, William Henry

Buena mañana, Vida, y todas las cosas hermosas y alegres. Mis bolsillos no sostienen nada, pero él que es dueño del oro, el Sol, es mi gran amigo, su gasto no tiene fin.
Saludo al cielo de la mañana, cuyas brillantes nubes miden alto, saludo a tus pájaros cuyas gargantas nombrarían hojas por notas, saludo a tus glorietas que dan sombra y tu campo verde de flores.
Saludo a ustedes, bellas mujeres, que hacen un espectáculo tan raro en ropas tan blancas como leche, que no son de percal o seda: buena mañana, Vida, y todas las cosas alegres y hermosas.

traducción: HM

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