Autor: Euclides Pessoa
Mientras algunos guardiacárceles extrañamente cristianos se disponían a celebrar la navidad, al menos 6.000 internos escaparon de la prisión de máxima de seguridad de Maputo, luego de un amotinamiento que generó enfrentamientos dentro y fuera del penal, en una ola de violencia que no se ha interrumpido ni un minuto desde que el Frelimo (Frente de Liberación Mozambiqueño) anunció que había ganado la última elección.
El jefe de policía, Bernardino Rafael, dijo que 33 prisioneros murieron y 15 resultaron heridos durante la confrontación con las fuerzas de seguridad. Los prisioneros huyeron mientras había fuertes protestas donde se quemaron patrulleros, estaciones de servicio e infraestructura pública. Hay un claro descontento del pueblo con el encarecimiento de la vida y la miseria planificada que ha implementado hasta el presente el único partido que gobernó la índica nación africana.
El escape de la prisión central de Maputo, ubicada a 15 kilómetros de la ciudad, comenzó al mediodía, con la agitación que promovieron en el pabellón principal unos extranjeros detenidos, informó Rafael. Estos lograron quitarles las armas al personal carcelario y comenzaron a liberar a todos los prisioneros.
Rafael destacó como hecho curioso que entre los liberados hay 29 condenados por terrorismo. “Estamos preocupados, como país, como mozambiqueños, como miembros de las fuerzas de defensa y seguridad” –confesó el jefe policial.
Los convictos lograron derribar un muro del pabellón, y el derrumbe fue aprovechado para una huida masiva, explicó el afligido funcionario del Frelimo.
Entre las medidas adoptadas ante la emergencia, Rafael contó que los prisioneros arrepentidos serán tratados con benevolencia, y se pidió a la población que brinde información sobre los fugitivos.
Como todo acontecimiento espectacular que forma parte de las noticias internacionales, hay videos que muestran el momento de la fuga, o a torpes policías intentando recapturar fugados desorientados por su nueva situación de libertad. En uno de ellos se ve a un fugitivo aún con esposas, quien cuenta que estaba en una cámara de tortura cuando otros internos lo rescataron.
“El compañerismo de mis hermanos presos fue conmovedor, digno de una navidad. Ahora estoy esposado pero libre, voy a ver si consigo un herrero que me las saque aunque sé que en medio de todo este lío va a ser difícil” –reflexionó el interno liberado, despreocupado por el conflicto político que ha engendrado tanta violencia, que no es más que otra muestra del necro-narco capitalismo neo-imperial estadounidense-europeo, al que nunca le gustó el gobierno socialista del Frelimo. Ellos instigaron el desastre de la cárcel de Maputo.