Autor: Thomas Seymour John Tessimond
El trompetista de la nada, empleado para mantener nuestra razón embotada, anulada y vacía. Este hombre de viento, espuma y flujo venderá las mercancías de cualquiera que lo recompense bien. Alabando cualquier cosa que le paguen por alabar, él caza siempre lo más novedoso, de los modos más inteligentes para que lo dorado se vea de oro, lo rústico de seda, para engañarnos legalmente, para estafar y timar por métodos que ningún jurado puede prevenir porque la ley no se quiebra, sólo se tuerce.
La mente en alquiler, esta prostituta mental puede contar la medio mentira más difícil de refutar, sabe cómo ocultar un hecho inconveniente, y cuando deja un dudoso reclamo sin respaldar, manipula la verdad pero no demasiado, y si su cháchara necesita el contacto humano, hábilmente sin arte, ingenuamente naif, lleva su conveniente corazón en la manga.
El usa palabras que una vez fueron fuertes y finas, primigenias como el sol y la luna, el pan y el vino, sinceras, honorables, honradas, claras y agudas, y las deja raídas, desgastadas, disminuidas, mezquinas. El toma ideas y las entrena para comprometerlas en las largas pequeñas guerras que libran grandes combinados… El mantiene su lógica suelta, sus sentimientos endebles, torna la elocuencia en cantinela y el ingenio en capricho, recorta lenguaje hasta que se ajusta a sus clientes, el patrón y estilo es una prostituta brillosa o una puta cojeando.
El estudia nuestras defensas, encuentra nuestros quiebres y donde la pared es débil o desgastada, ataca. La mentira encuentra el temor que es profundo, la herida que es tierna, y señoreados, fuera de maniobra, nos rendimos. Nosotros, que intentamos elegir aceptar su oportunidad y cansados sucumbimos a su incansable voz. El grifo que gotea hace que hasta el granito se ablande, confiemos en la marca que hemos oído tantas veces, y unámosnos a la cola de ovejas que hacen rebaño para comprar, nosotros, locos que conocemos nuestra locura, tú y yo.
traducción: HM