Autor: Hashim Wanous

Miles de manifestantes recorrieron las áreas cristianas de Damasco para protestar contra el incendio de un árbol de Navidad cerca de Hama, en el centro de Siria. Los cristianos marcharon a la sede del patriarca ortodoxo en el vecindario de Bab Sharqi.

Las protestas acaecen en medio del caos generado por la coalicación de islamistas que derrocaron al gobierno de Bashar al–Assad, quien hasta el momento de su huida a Moscú era el único que garantizaba la vida y los derechos de las minorías religiosas, entre las cuales destacan los cristianos, justo en épocas de fiestas coincidentes con un holocausto fenomenal realizado por Israel, que comenzó en Gaza y se expandió al Líbano y ahora a Siria, de la cual ya se apoderó 500 kilómetros cuadrados.

Una manifestante le dijo a Maldita Realidad que se están cometiendo injusticias contra los creyentes en Jesucristo. “Si no nos van a dejar vivir nuestro cristianismo, como estábamos acostumbrados, entonces ya no pertenecemos más aquí”.

Milicianos encapuchados, pertrechados por Estados Unidos e Israel, fueron quienes prendieron fuego al árbol de Suqaylabiyah, tras saquear aldeas de infieles según sus parámetros fanáticos. En los videos publicados en X se ve que los asesinos son miembros del grupo Ansar al-Tawhid.

En otro video, un líder de Hayat Tahrir al-Sham (HTS), los mercenarios-terroristas que tomaron el poder, ahora vistos por los diplomáticos occidentales como héroes amigos de lsrael y practicantes de la mesura y moderación, declaró que quienes quemaron el árbol no son sirios, y que serán castigados. Además, anunció que para mañana, el día del nacimiento de Jesucristo, van a reponer el árbol y sus luminarias.  

El movimiento HTS, salido de la raíz de al-Qaida y apoyado por Turquía, prometió que cumplirá con las órdenes impartidas por delegados israelíes y estadounidenses, verdaderos nuevos dueños del país. Por lo pronto, el líder de facto Ahmed al-Sharaa anunció un acuerdo con varias facciones rebeldes, y nombró ministro de defensa a otro terrorista converso.   

Por su parte, el primer ministro, Mohammed al-Bashir, ha dicho que conformará un gabinete con oficiales y facciones enemigas de al-Assad, quienes juraron matarlo en reiteradas oportunidades. Sharaa afronta la difícil misión de evitar más encontronazos entre grupos rebeldes que se prometen sangrientas venganzas.

En este contexto, el ministro del interior de Turquía, Ali Yerlikaya, informó en la agencia oficial Anadolu que más de 30.000 sirios han vuelto a su país desde la salida de Assad. Esto representa sólo un 1% de los refugiados sirios en el país vecinos, lo que no le resulta indiferente al presidente Recep Tayyip Erdoğan, quien también ha avanzado con sus tropas en Siria en su afán de exterminar a los que considera terroristas kurdos. Ankara ha sido otro financista del grupo que echó a Al-Assad, siendo su propósito fundamental sacarse a millones de sirios de encima.

Militares estadounidenses reportaron que ayer atacaron posiciones del Estado Islámico, otra filial de su invención para desestabilizar Siria, que ahora ha dejado de servirles. Los islámicos estaban transportando un camión lleno de armas en la provincia de Deir ez-Zor, un área controlada por los rusos. El ataque fue festejado y expuesto también en la red social de Elon Musk. Entretanto, el niño-Dios mira con espanto la codicia, imbecilidad y cobardía de los hombres del 2025, el cinismo de los ejércitos invasores, los eternos planes de los mercaderes del Templo que imponen la ley judaica a fuerza de exacciones, crímenes y su cantinela lloriqueante de que son “el pueblo elegido”.

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