Autor: Weldon Kees

“Quiero irme a algún lugar y releer a Proust”, dijo un editor de Fortune a un hombre en Time. Pero el fuego rugió y murió, el fénix graznó como un ganso, y todos los caminos al campo se deshilachan como chales fuera de la oscuridad de suburbios. Caminando los salones donde ventanas de alta milla enmarcan un sueño con testigos, tú saboreas, fantaseas y epicureas, los nombres de pueblos a lo largo de la costa, negros caminantes palpitando en las tristes autopistas con lluvia hacia una lámpara, ardiendo sobre esas sentencias”.  
“Quiero irme a algún lugar y releer a Proust” dijo un editor de Newsweek a un hombre en Look. Dachaus con teléfonos, Siberias con bonus. Uno lee, mientras el invierno se asienta en el pueblo, el diario vespertino, en un café de la plaza Irving.

traducción: HM

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